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Qué vinos naturales recomendamos?

En ocasiones me da por meditar acerca del mundo que nos rodea. A veces incluso, medito sobre cosas que no tienen que ver con el vino, asuntos de mucha y extrema gravedad, con conclusiones que no dejan de sorprenderme. Sin embargo, de vino hablamos aquí, y sobre ello va mi disertación de hoy. Se trata de los vinos naturales, que es uno de los objetos de deseo de esta web que nos une.

Hace no mucho escuché una conversación en la que una persona pedía a sus acompañantes que le recomendasen vinos naturales por aquello de introducirse en otro mundo vinícola diferente del que estaba acostumbrado. Hay todavía mucho lío en el mercado acerca de los vinos naturales y los ecológicos. Hay cierta confusión cuando un vino lleva un sello de agricultura ecológica y se piensa que el vino es natural. Cosa a la que por otra parte pueden contribuir algunos elaboradores de vinos naturales que llevan también el certificado de agricultura ecológica.

Antes de nada, hay que recordar dos cosas. No existe un vino ecológico sino un vino elaborado con uvas procedentes de agricultura ecológica. Y dos, un vino natural es aquel al que no se le añade ningún producto químico en su elaboración, ni enzimas ni productos enológicos ni nada. Digamos que para ser natural, un vino debe ser primero ecológico, es decir, un vino natural es el siguiente paso en la escala evolutiva del vino ecológico.

En un vino natural sólo se utilizan sulfitos en unas cantidades mínimas para protegerlo. Y no siempre, por supuesto. En Francia se ha aprobado un reglamento que admite hasta 30 miligramos por litro para considerar que un vino es natural. En España no hay tal reglamento (que yo sepa), pero se suele tomar como referencia 20 mlg/l, cantidad que también se toma en otros países. Distintas asociaciones de elaboradores como la Triple A consideran que no se deben añadir sulfitos y que el vino debe llevar sólo los que se generan durante el proceso de fermentación.

Por ello podemos encontrar etiquetas que dicen que el vino “Contiene sulfitos” cuando los mismos se han añadido por encima de una cantidad determinada, que si no me equivoco en España es 10 mlg/l. La etiqueta puede mostrar “Contiene sulfitos no añadidos” cuando no se ha añadido nada y la cantidad de sulfitos generada durante la fermentación está por debajo del límite anterior. También deberíamos hablar de sulfuroso libre y total, que son datos obtenidos en una analítica de una muestra de vino, pero esa es discusión para otro día.

Tras esta aclaración y retomando el asunto de entrada de este articulo, qué suele pasar cuando alguien nos pide que le recomendemos un vino natural? En esa conversación que presencié, enseguida empezaron las recomendaciones de vinos que considero frikies, extremos o radicales. Son vinos que en muchos casos son turbios o sucios y en ocasiones con malos olores y peores sabores. Vinos que, en muchas ocasiones, son denostados por los entendidos porque muestran defectos de elaboración. Esto hace que el vino natural sea visto en muchas ocasiones como un vino mal elaborado. Esto me molesta bastante, porque tengo amigos que saben mucho de vinos y que sin embargo atacan a los vinos naturales por este motivo. Me molesta porque por culpa de unos cuantos, o unos muchos quizás, se cargan el trabajo de mucha gente que trabaja en natural de una manera impecable, gente que hace vinos que nadie diría que nos naturales porque están bien hechos.

Cada vez bebo más vino natural, más vino con poco tratamiento y de gente que elijo con mucho cuidado. He llegado aquí porque con el paso del tiempo busco vinos de personas, eso vinos que cuando los bebo sé quién los ha hecho y, en muchos casos, cómo los han hecho, porque es gente a la que conozco. Es bastante raro que cuando bebo un vino no conozca a su elaborador. No creo que por esta manera de beber vino me esté limitando a un sector pequeño. Todo lo contrario, cada vez hay más bodegas que trabajan así. Y es lo que me gusta. Esto no quiere decir que rechace beber un vino de alguna bodega que haga botellas por millones. En ocasiones lo hago, pero generalmente no me hace disfrutar como los vinos mencionados.

Creo que a una persona neófita hay que ayudarla a que el descubrimiento de un vino natural sea algo pausado. Si se me permite el símil taurino, cuando a alguien le gustaría saber cómo es estar delante de un toro no le soltamos delante de un Miura, sino delante de una vaquilla, no? No hace falta correr el riesgo de que no quiera volver a saber nunca más ni de toros ni de vinos naturales.

Existe entre los amantes de los vinos naturales, entre los que me incluyo, cierta tendencia a elegir los vinos más frikies, extremos o radicales, entre los que en la mayoría de los casos no me incluyo. Hay, creo yo, mucho elaborador que se escuda en eso de los vinos naturales para ofrecer vinos turbios, sucios, con malos olores y peores sabores. En ocasiones, la excusa de elaborar vino natural sirve para ocultar errores de elaboración o falta de limpieza en la bodega, entre otras razones. Una vez me sirvieron en un bar un vino que olía exageradamente a cebolleta. En boca no estaba mal, que lo probé, pero el olor era terrible. Lo comenté en la barra y me dijeron que era porque el vino era natural. No señor!! Este vino huele a cebolleta porque está mal hecho. Ni más ni menos. Un vino natural bien hecho nunca debe oler a cebolleta!

Hay mucha gente que se lanza de cabeza a esos vinos extremos  apreciando ese friquismo. Es cierto que muchos de estos fans de los vinos radicales ya llevan en la mochila mucho vino natural catado y bebido, pero no por eso creo yo que haya que aconsejar esos vinos a una persona que muestre interés en sumergirse en este mundo alternativo. En alguna cata que he hecho sobre vinos naranja he visto transformación de caras al probar algo extremo y darme cuenta de que esa persona estaba perdida para la causa, sin importar qué vino se presentase a continuación.

Con todo esto quiero decir que en la actualidad, y por fortuna, hay muchos elaboradores y muchas elaboradoras que están haciendo verdaderas maravillas trabajando en natural sin que sus vinos tengan ese aspecto comentado anteriormente. No hace falta que un vino natural sepa raro ni tenga mal aspecto. Sólo hay que buscar un poquito para encontrar esas personas de las que hablo y sus fantásticas creaciones. Y esos son, en mi opinión, los vinos naturales que tenemos que recomendar. Los otros ya llegarán, pero hay que entrar poco a poco sentando las bases en esto de los vinos naturales.

A veces soy el primero en elegir y disfrutar una botella que hay agitar antes de beberla para que todas las cosillas que hay flotando toquen a partes iguales. También creo que a la larga ese estilo hace que sean vinos para disfrutar en ocasiones contadas y bastante separadas en el tiempo unas de otras. Volver a esos vinos naturales bien hechos, limpios, con aromas ricos y sabores ricos, sin defectos es un placer. La lista de los elaboradores de estos vinos va creciendo cada día. Y el placer de disfrutarlos crece también día a día.

Lupinc, la expresión del Carso italiano

Hace un tiempo tuve la oportunidad de disfrutar de una copa de vino con Matej Lupinc en su jardín. Unas copas en realidad. Es un tipo muy agradable con una forma de hablar pausada. Sus vinos son simplemente increíbles. Vinos de esos que puedes beber para siempre. Su bodega se encuentra no muy lejos de Trieste en FriuliVenezia Giulia, Italia. Prepotto es un pequeño pueblo cercano al Golfo de Trieste. Lo peculiar de Matej y Prepotto es que está en el corazón de la Meseta del Karst, una pequeña franja de tierra donde los elaboradores trabajan las variedades blancas maceradas con las pieles. Castello Di Rubbia di Natasa Černic, Matej Skerlj y especialmente Paolo Vodopivec no están lejos de aquí. En Prepotto, el pueblo de Matej, también podemos encontrar a dos de los productores de vino naranja más conocidos de la zona: Benjamino Zidarich y Sandi Skerk.

Decía “peculiar” porque Matej no macera sus vinos blancos con las pieles. Al contrario, él los trabaja en seco, que no es algo que podamos encontrar fácilmente con la excepción de Edi Kante, quien también está cerca de aquí.

Matej también posee un pequeño B&B que se encuentra junto a la bodega. Unas pocas habitaciones en un pueblo muy tranquilo donde hospedarte mientras disfrutas no solo de las bodegas de los alrededores sino también de los restos de trincheras de la Primera Guerra Mundial. Esta fue un área en la que tuvieron lugar terribles y mortales batallas y los restos aún se pueden ver y visitar aquí.

El suelo en el Carso es la famosa Terra Rossa que puedes ver en las imágenes a continuación. Caliza roja llena de sedimentos marinos y con una capa rocosa justo debajo de la superficie. Esta capa rocosa transmite a los vinos la personalidad típica de Carso que solo se encuentra aquí.

La Carso-Kras DOC en Italia, establecida en la década de los 1990, tiene su contraparte en Eslovenia en el distrito vinícola del Kras. Ambos se sientan sobre la Meseta del Karst, esa franja de tierra anteriormente mencionada que va desde Trieste a Gradisca D’Isonzo paralela al Golfo de Trieste, y desde aquí hacia el interior hasta que llega a los límites de la Vipavska Dolina DO en Eslovenia. Más de 400 kilómetros cuadrados de terreno con apenas 60 hectáreas de viñedos.

Mis héroes locales aquí trabajan con Vitovska y Malvasia Istriana en el lado blanco del vino y con Refosco (Terrano) en el lado tinto del vino. Matej produce un vino monovarietal con cada uno de ellas y también un blend de Vitovska, Malvasia y Friulano llamado Stara Brajda. Por cierto, he dicho que Matej no macera sus blancos con las pieles pero Stara Brajda es la excepción.

En muchas artículos que he escrito y en las catas de vino que suelo organizar siempre suelo mencionar la mayor longevidad de un vino blanco después de haber pasado por el contacto con la piel. Las propiedades de las pieles se transmiten al vino, lo que le permite recorrer largas distancias vitales en la botella.

Matej obtiene los mismos resultados sin ese tiempo de maceración. Sentados en su patio trasero con una copa de Malvasia y un plato de prosciutto casero, estábamos hablando sobre esto. Entonces fuimos hasta las mismas entrañas de su bodega. Allí, en un botellero en un rincón, cogió una botella de su Malvasia 2008, polvorienta, sin etiquetar. La abrimos diez años después de la cosecha. El vino estaba absolutamente vivo, con una nariz, un cuerpo, una acidez que hizo que mi cuerpo temblara. Un equilibrio perfecto, complejo y elegante, uno de esos vinos que puedes disfrutar para siempre. Lamentablemente, la botella parecía contener menos de 75 cl porque la bebimos sin esfuerzo. Un vino increíble.

Su Vitovska también es un vino maravilloso. He llegado a amar esta variedad desde que la descubrí gracias a los vinos de Nataša, Benjamino y especialmente Paolo. Todos ellos con tiempo de maceración con las pieles. Por esta razón, la Vitovska de Matej es absolutamente sorprendente ya que los maestros del vino naranja que lo rodean la trabaja en gran medida con las pieles. Su Vitovska tiene un alma pálida, límpida pero con cuerpo y un  y estructura, y sobre todo con un carácter aromáticamente intenso y sedoso.

Finalmente, Stara Brajda es un blend grandioso. Cada una de las características encontradas en los dos vinos anteriores están presentes aquí, con la adición del Friulano, otra variedad local que anteriormente se conocía como Tokai Friulano. ¿Qué puedo decir sobre este vino? También lo amo. Y como he mencionado más arriba, con un ligero periodo de maceración con las pieles.

Sus vinos blancos, por cierto, pasan por una crianza de aproximadamente nueve meses en roble, dependiendo de la añada.

Además de estos tres vinos, Matej trabaja con el Terrano, una subvariedad de la Refosco. Es una uva muy tánica, rústica y con un a acidez muy alta. Requiere manos artesanales para trabajar con ella, porque si no se controla, puede producir vinos que resultan muy difícil de beber. Refosk es su contraparte en Eslovenia y Croacia, en el área de Istria. Aquí fue donde descubrí vinos elaborados con esta variedad que prácticamente se comían el cristal de la copa debido a su extrema rusticidad. En algunos lugares hay una pequeña confusión acerca de esta uva, ya que su nombre es Refosco (Refosk) pero el nombre del vino es Terrano (también Teran). Terrano es una subdivisión de Refosco.

Sin embargo, no he probado todavía el Terrano de Matej, ya que es una uva que como se puede apreciar, no me agrada mucho beber. no Nataša y Marco Felluga elaboran Terrano muy interesantes, al igual que lo hace Giorgio Clai en Croacia. Así que parece que probar su Terrano será una excusa para visitar a Matej de nuevo.

Finalmente, elabora dos vinos dulces, el primero con Terrano y el segundo con Malvasía.

Lupinc es una pequeña bodega maravillosa. Los vinos de Matej son increíbles para mí. Por lo general, elabora unas 15.000 botellas al año. Me apasionan los vinos blancos con cuerpo y estructura, complejos y atractivos, y sus vinos son así. Su B&B también es un lugar muy agradable para pasar unos días de vacaciones en la zona. En cualquier caso, una visita obligada.

Tantaka, los vinos de Juanjo Tellaetxe en Araba

Siempre he estado en contra del chauvinismo. Esto de que lo mío es lo mejor solamente porque es lo mío es un concepto que no entiendo. Y tampoco comparto, claro. Hay algunos aspectos en los que defiendo «lo mío» pero solo porque después de probar lo de «los otros» veo que me gusta más “lo mío”. Este es el caso del Txakoli. He probado Txakoli elaborado en Bizkaia, en Gipuzkoa y algo de lo que se elabora en Araba. Lógicamente no he podido probar todo porque hay mucho. Pero después de lo que he probado, mi preferencia es el Txakoli que se elabora en Bizkaia. Ojo, fuera de ahí he probado algunas cosas chulas pero más bien eran excepciones.

Hay que aclarar también que no tengo un conocimiento profundo sobre las diferencias de elaboración en cada provincia. Alguna hay seguro, pero reconozco que no las conozco. Sin embargo, siempre me ha parecido más interesante el Txakoli de mi provincia natal.

Gracias a  mi querido Giacomo, un día se me puso a tiro un Txakoli alavés. Tras haber probado varios que no me habían emocionado nada, incluso probando diferentes etiquetas y añadas, le di una oportunidad. La verdad es que había ciertas notas biográficas en su elaborador que me atraían mucho, así que me puse a ello. Y qué descubrimiento! Juanjo Tellaetxe es esa persona detrás de unos muy muy buenos Txakolis alaveses. Juanjo elabora bajo la etiqueta de Tantaka dos Txakolis, uno al que podemos referirnos como básico llamado Tantaka a secas y otro que Juanjo llama Tantaka Selección. Juanjo también elabora un Txakoli tinto llamadoTantaka Beltza del que hace un pequeño puñado de botellas.

Pero antes de hablar de los vinos, hay que hablar de su creador. Juanjo Tellaetxe tiene un oficio principal y ese es el de sacerdote. Lo de hacer vino viene después. Gestiona las viñas familiares que rodean su caserío situado en Artomaña, una pequeña localidad situada en el Valle de Arrastaria. Como todos los valles, está rodeado por montañas que lo protegen de las inclemencias del tiempo, si bien en su lado norte tiene un pequeño resquicio por donde se suele colar el viento. Este valle incluye también orográficamente la ciudad vizcaína de Orduña. Y digo ciudad porque en Bizkaia es la única localidad que recibe está distinción. Bilbao es una Villa, no una ciudad.

Si orduña es una ciudad vizcaína, como es posible que Juanjo haga txakoli alavés? Resulta que el valle de Arrastaria pertenece a la provincia de araba pero las gentes de este valle siempre han tenido una gran relación con la ciudad de orduña y viceversa. Si bien hay algunas fincas de la familia Tellaetxe están repartidas entre las dos provincias, los viñedos están en la parte alavesa

Juanjo vinifica sus vinos en Amurrio, Araba. En su bodega trabaja con depósitos de inox y nada de barrica, si bien cuando le visité había recibido un par de barricas de 400 o 500 litros para trabajar con ellas en el futuro.

La Hondarrabi Zuri es la estrella de los vinos Tantaka. El vino básico la emplea en un 100% mientras que al Selección le añade un 20% de Petit Corbu. También tiene algo de Riesling plantando y si la memoria no me falla, un poquito de Chardonnay. También tiene algo de Hondarrabi Beltza para su vino tinto, del que he comentado que hace bastante menos de mil botellas al año.

Juanjo trabaja muy bien sus vinos. Giacomo siempre me dice que tengo que hablar de los vinos. No soy de hacer notas de cata ni de dar descriptores aromáticos del vino, sino d decir qué me gusta y qué no. En el caso de Juanjo, disfruto mucho sus vinos. He probado las añadas 2017 y 2018 en botella  y la 2019 en depósito, que por otra parte es todo lo hay hecho hasta la fecha. Tantaka es un Txakoli diferente a los habituales, de igual de qué provincia. Juanjo decía que su elaboración era más al estilo vizcaíno, y me lo creo. Lo que sé es que está muy bien.

Tantaka Selección es absolutamente diferente al Tantaka, y absolutamente rico. La Petit Corbu le da un toque muy distintivo que hace que tenga una boca untuosa y sobre todo opulenta. Nada de un vino parco de sabor y que se va rápido. Selección permanece con una acidez muy bien conseguida. Quizás al principio para un bebedor de Txakoli mas clásico, por así decirlo, pueda resultar muy sorprendente, pero precisamente ahí está la gracia, no? Por lo menos para mí si. Me gusta que mi vino me sorprenda, y Tantaka Selección sorprende, y gratamente, hasta decir basta.

Para la añada 2019, los nombres de los dos txakolis blancos cambiarán y además se incorpora un vino nuevo. Así pues, sus nuevo vinos llevarán las siguientes etiquetas y composiciones:

  • Tantaka 2019, el txakoli básico, que llevará lacre blanco.
  • Tantaka Beltza 2019, con lacre oscuro.
  • Tantaka Diapiro 2019, Hondarribi Zuri y Riesling, con lacre verde.
  • Tantaka Diapiro 2019, Hondarribi Zuri y Petit Corbu, antiguo Tantaka Selección, con lacre naranja.

No puedo hablar mucho del Tantaka Beltza porque solo probamos el 2019 del depósito, pero me quedé con las ganas de probarlo, de catarlo y disfrutarlo con más calma. Espero que ese momento llegue cuando ponga mis manos en mi asignación de 2019, porque a partir de ahora soy un incondicional del trabajo de Juanjo.

Pronto hablaremos con Juanjo Tellaetxe acerca de su trabajo haciendo Txakoli.

Teo Legido: «No puedo entender el vino si no es como una obra de arte».

Hace ya algún tiempo, quizás dos vendimias, hablamos sobre Teo Legido y el trabajo que está haciendo en un pequeño rincón de Ávila. Fue todo un descubrimiento, tanto él como sus vinos, y sin tener ninguna otra razón para visitarle que pasar un buen rato juntos, nos vimos un tranquilo día de este pasado mes de julio.

No hablaremos en concreto de sus vinos, La Bovila y El Rosal, ambos tintos, o de su Verdejo, que me parecen fabulosos. Ni siquiera de esa damajuana de 32 litros que tiene en el salón de su casa con un verdejo que está desarrollando velo de flor. Hoy hablaremos acerca de su filosofía vitivinícola. Teo trabaja sus viñedos, escasas cuatro hectáreas tanto suyas como de uno de sus primos, en ecológico. Trabaja también en biodinámico y el año pasado consiguió ser admitido por uno de los, para mí, grupos de elaboradores biodinámicos más exclusivos. Quizá no sea muy exclusivo en tanto que si cumples los requisitos te pueden aceptar como miembro. Para ello debes estar certificado como biodinámico al menos tres años y pasar una cata de tus vinos. Lo considero exclusivo, o quizás mejor dicho prestigioso, porque es el grupo creado hace ya unos años por Nicolas Joly, Le Rennaissance des Appellations. Este grupo surgió como un puñado de elaboradores franceses que defendían la parte ecológica y biodinámica en la elaboración del vino y que ha pasado ya de los doscientos miembros en todo el mundo. En España, los elaboradores que forman parte de este club son apenas una decena.

Teo Legido viene del mundo de la joyería artística por lo que, con este pedigrí, no es de extrañar que Teo conciba el vino como un arte. Pero mas que sea yo quien lo explique, creo que es mejor que sea él quien comparta su opinión.

Buenos días, Teo, y como siempre, es un placer poder conversar contigo. Qué te hizo dar el salto de la joyería a elaborar vino.

Hubo un momento en que hacía ambas cosas a la vez, tanto la joyería artística como la elaboración de vino, pero poco a poco y por varias razones acabé dedicado solo al vino. Las posibilidades de seguir haciendo joyería eran escasas, entre otra razones por el elevado precio del oro y el cambio de cultura de la joyeríaal perder la importancia que tenía antes.

Qué tienen en común la joyería y el vino?

Ambas profesiones comparten elementos artísticos y creativos. El vino para mí es una obra de arte, y me vuelco completamente en entender la creación del vino, no viéndolo solo como una elaboración. No puedo entender el vino de otra manera que no sea como una obra de arte.

Qué elementos consideras cruciales a la hora de hacer vino?

Hay varios aspectos fundamentales para entender el vino, todos ellos interconectadas. Son los pilares sobre los que se asienta mi forma de entender el gran vino, ese que está en la cúspide, el vino de calidad que cuando está en una copa cuenta su historia.

El dominio de la técnica enológica y vitivinícola te lleva a conseguir una buena materia prima que puedas elaborar sin defectos.

La construcción organoléptica del vino es el segundo aspecto importante para mí: que tenga estructura, intensidad, equilibrio y longitud, principios básicos de una cata.

La cultura del vino que incluye el lugar donde está el viñedo, cómo se han generado los tiempo vitícolas en el mismo.

Finalmente, el esquema intelectual o creativo de quien hace el vino, esos principios creativos que sigues al hacer un vino. Qué pasos quieres seguir, que estilo pretendes buscar, cómo te enfrentas a la personalidad del vino. Creo que la personalidad del creador está representada en el vino. El vino de terroir tiene cuatro pilares fundamentales: el suelo, el paisaje, la cultura del sitio donde se hace, y la longitud del vino, no solo en la cata sino también en su longevidad. La capacidad de guarda de un vino es muy importante para considerar que un vino está bien hecho.

Qué importancia le das al estilo del vino?

Hay que defender el estilo por unas razones. Puedes copiar un estilo, como el de Burdeos, pero tienes que tener claro por qué lo copias y cómo lo adaptas a tu vino. Si eso no funciona, el vino no funcionará, y se verá rápidamente.

Trabajas tus viñedos en ecológico. Por qué?

Para mí el trabajo en ecológico viene ya desde que trabajaba con mi padre en las viñas. No usábamos productos enológicos, ni ningún producto químico. Mis decisiones siempre han ido por este camino.

En mi zona se dejó atrás todo este trabajo en ecológico y biodinámico siendo sustituido por la presión de la industria agrícola y del cereal. Al no existir ya nada de esto, tuve que ponerme a aprenderlo por mi cuenta fuera de aquí, buscando cómo se trabajaba la viticultura a finales del sigo XIX y primeros del XX, hasta llegar a los años 30 del siglo pasado, que es cuando empezó a cambiar todo.

Y de ese trabajo en ecológico diste el paso a la biodinámica.

Esta ha sido una piedra angular en mi forma de trabajar. Ahora mismo estoy en mis inicios en mi forma de trabajar este tipo de agricultura. Es un aprendizaje constante y sigo dando mis primeros pasos en la biodinámica.

Cómo ha sido entrar en una asociación como la de Nicolas Joly?

Busqué entrar en ella por las bondades de la biodinámica y querer profundizar más en esa filosofía, en conocer más. Encontré gente con mas de 40 años de experiencia trabajando de esta manera. Requería tener una uva natural que reflejase el terreno del que viene, donde se hace esta uva. Y la biodinámica era para mí el camino para conseguir esto. Buscando todo lo que pude, encontré que los miembros de esta asociación hacían lo que yo quería. Intenté conocerlos, llamé a su puerta y luché para poder cumplir la condiciones que me pidieron. Una vez admitido, y con años de trabajo a mis espaldas, veo los resultados en el viñedo obteniendo una uva más natural. Desde el punto de vista de posicionarme en el mercado, para mí ha sido una tabla de salvación, porque he podido llegar a mercados europeos a los que de otra manera no habría tenido acceso.

Tu producción está en unas 2.000 botellas al año.

Mi objetivo a largo plazo es llegar a las 5.000 botellas por añada. Depende siempre del acceso a más uva. En la actualidad tengo un viñedo de apenas dos hectáreas con Tempranillo, Syrah y Verdejo, y llevo también un viñedo de mi primo de dos hectáreas y media plantadas con Garnacha. Poco a poco iremos dando los pasos necesarios.

Cómo ves el futuro de vino y lo que lo rodea?

Considero que el futuro de la viticultura pasa por alcanzar el nivel de concepción artística que tiene la gastronomía. Ahora podemos ver que un cocinero obtiene un premio nacional a la calidad artística de sus platos. Ya nadie discute que la gastronomía es un arte. Cuando hayamos conseguido que el elaborador de un vino alcance también ese reconocimiento, todo cambiara muchísimo. Pero primero debemos entender que la base fundamental de toda creación es la búsqueda de la belleza al final del camino. Este camino es irrenunciable para mí. La armonía, el equilibrio de un vino, deben ser puestos en valor. Tenemos que buscar un esquema narrativo para hacerlo entendible. Nosotros como elaboradores debemos tener muy claro que viajamos en este camino, a ser medidos por nuestra creación. Que una copa de nuestro vino explique lo que queremos contar de nuestro trabajo.

Muchas gracias por tus palabras, Teo. Ha sido un placer hablar contigo.

#garagewine, los vinos de Jesús Toledo en La Mancha

Las pequeñas producciones tienen su encanto. Para mí significan que la persona que está detrás de ellas ha puesto toda su pasión para elaborar esos vinos. No quiero decir, ni mucho menos, que quien haga vinos por cientos de miles o incluso millones de botellas no ponga toda su pasión. Sin embargo, me atraen mucho más esas personas que hacen unos pocos miles de botellas, o incluso unos pocos cientos de botellas. Es una manera de trabajar mucho más personal, más pasional.

Jesús Toledo es una de esas personas. Es posible que no hayas oído hablar de Jesús o de sus vinos, que elabora junto a su primo Julián Ajenjo bajo el nombre de #garagewine. De ser así, y si tu estilo de vino es ese de los que suelo hablar en mis publicaciones, sus vinos deberían estar en tu lista de deberes.

Haciendo honor a su apellido, la bodega de Jesús y Julián está en Toledo, concretamente en Quintanar de la Orden. En ella hace varias etiquetas hasta sumar unas ocho mil y pico botellas de la añada 2019. Un salto cuantitativo desde la añada anterior cuando hizo poco más de cinco mil botellas (5.265). Jesús trabaja principalmente con variedades tintas, muchas de las cuales son autóctonas, y también hace alguna que otra maravilla con las blancas. Hace un blanco de Airén que cuando lo probé me gustó mucho. Es una variedad que no me atraía mucho porque lo poco que había probado no me había hecho mucha gracia. Sin embargo, el de Jesús, Airén 2018 en este caso, me gustó mucho. Airén 2019, la última añada, tiene 1.061 botellas en el mercado.

También hace un vino naranja, que es otro de los aspectos por los que me gusta tanto Jesús. Para hacerlo utiliza la variedad Verdoncho, otra uva autóctona. El mosto pasa por un periodo de maceración con las pieles de 60 días. Parece mucho, pero tengo que decir que cuando hablé con Jesús sobre este vino le dije que para haber estado con las pieles una o dos semanas estaba muy bien. Mi sorpresa fue mayor cuando me dijo lo de los 60 días. Verdoncho 2019 es el vino del que hablamos, recién sacado del horno por otra parte, con 609 botellas.

Esto es lo que Jesús hace con los blancos. En los tintos tiene un repertorio más amplio. Un tinto que me gusta mucho es la Garnacha Tintorera, una de esas variedades que al igual que la airén, he probado poco y lo probado no me ha gustado. Sin embargo, Jesús elabora una muy chula con 1.326 botellas de la añada 2018 con 14 meses de barrica.

Otro tinto suyo muy rico es La Forastera 2018, Shiraz 100%, con 11 meses de barrica y 695 botellas. Es un vino muy sorprendente y muy sabroso.

Si ya había comentado que Jesús trabaja con variedades autóctonas como la Airén y la Verdoncho, no podía dejar de elaborar un tinto, o mejor dicho dos, con la variedad tinta más emblemática de CastillaLaMancha, la Cencibel. Con ella hace dos vinos, 6 de 7, con 11 meses de barrica y 1.102 botellas de la añada 2018, y el propiamente llamado Cencibel, sin crianza y con 992 botellas en 2019.

Brujidera es una variedad local que da nombre a otro de los vinos de Jesús, llamado como la uva. Un vino sin crianza y el de mayor producción, con 1.861 botellas en 2019 (1.714 en 2018).

Para terminar con el portfolio de #Garagewine hay que atender su lado solidario. Para colaborar con la Asociación Asprodiq, en su ayuda a las personas con discapacidad, el año pasado ha elaborado un vino sin crianza con otra variedad local, la Tinto Velasco, del que ha hecho 598 botellas.

Como se puede ver, Jesús Toledo trabaja principalmente con variedades autóctonas, y tengo que decir que en mi opinión trabaja muy bien. Me gustan mucho sus vinos, ya que son vinos limpios y francos, sin añadidos ni cosas extrañas. Muy recomendables y que dan un gran placer al beberlos. Yo los recomiendo, y como ves, elabora muy pocas botellas de cada uno. Los número irán subiendo según vaya teniendo mas éxito, que lo tendrá. Yo ya aviso: hay que darse prisa, porque son vinos que merecen mucho la pena.

Paolo Vodopivec, el maestro de la Vitovska

Cuando se trata de hablar de Orange Wines, todos conocemos a Joško Gravner. Él es el padrino de los vinos naranja, o como él mismo prefiere, los vinos ámbar. Sus vinos se encuentran por todas partes, hay artículos publicados sobre él en todas  las revistas especializadas y por toda la red. No lejos de su bodega, sin embargo, hay otro productor no tan conocido pero al menos en mi opinión, un elaborador excepcional de vinos blancos macerados con sus pieles.

Él es Paolo Vodopivec.

Por desgracia no conozco a Paolo en persona. He tratado tres veces de encontrarme con él, pero siempre ha sido en vano. Es una persona muy reservada. Las imágenes de él son muy, muy, muy escasas. Tengo un amigo bodeguero que intentó visitarlo y comprar sus vinos, pero al final fue su madre y no Paolo, quien lo atendió.

Paolo vive y trabaja en el lado italiano de la Meseta de Karts, un pequeño pedazo de tierra que va desde Trieste hasta Gradisca D’Isonzo, durante unos 40 kilómetros, y tierra adentro desde el Golfo de Trieste hasta los límites con Vipavska Dolina DO en Eslovenia, por apenas unos 12 kilómetros. Aquí trabaja con una variedad poco conocida que solo crece en esta área, tanto en la Carso-Kras DOC italiana como en el distrito vinícola del Kras en Eslovenia. La Vitovska es la reina de las uvas aquí y Paolo es el adalid de la misma. Puedes leer sobre la Vitovska en este artículo.

La zona es famosa por su suelo de color rojizo que aquí se conoce como Terra Rossa, una tierra caliza rocosa rica en sedimentos marinos. Aquí la piedra del suelo es el alma de la Vitovska. Los productores locales han excavado la roca para construir sus bodegas y también emplean tanques de piedra para fermentar el vino. Las piedras son una parte intrínseca del Carso.

Como Paolo afirma, “el Carso es la tierra de la verdad. Dura, desagradable, difícil. En una palabra, la verdad. Tierra de piedra y viento, de naturaleza fuerte y vigorosa. Tierra de las estaciones con colores de ensueño, de aire seco y picante».

Paolo inició hace años su vida en el mundo del vino con su hermano Valter. Querían que el suelo reflejara su espíritu en sus vinos utilizando ánforas de arcilla para el envejecimiento de los mismos. Al principio usaban ánforas españolas, pero no muy contentos con ellas, visitaron Georgia, el lugar de nacimiento de los vinos ámbar o naranja. Entonces decidieron iniciar la transición desde las vasijas españolas a las ánforas producidas en el país del Cáucaso. Ahora tienen sus ánforas de terracota enterradas en su bodega, donde la temperatura es constante ayudando a sus vinos a vivir.

En esta área, casi todos los elaboradores usan Vitovska, Malvasia Istriana y Refosco. Paolo solo usa la primera. Su producción varía de vendimia a vendimia, años en los que produce tres etiquetas, otro año solamente una. Por lo general, elabora una o dos etiquetas por año. En 2008, por ejemplo, no produjo vino debido a las fuertes lluvias durante la temporada de crecimiento. Un año diferente fue 2012, cuando fue posible producir las cuatro etiquetas que tiene. La fermentación y la maceración siempre tienen lugar a temperaturas más bajas, lo que fija los colores dorados brillantes del vino. Sigue dos tradiciones de envejecimiento: la del roble y la de las ánforas.

Vitovska 2012, etiqueta blanca, seis meses en ánfora con las pieles, 24 meses de crianza en grandes botti de Eslavonia.

Vitovska T 2012, etiqueta blanca, seis meses en ánfora con las pieles, luego 30 meses de envejecimiento en la misma ánfora.

Solo 2012, etiqueta blanca, Vitovska de un viñedo único con seis meses en ánfora con las pieles, 24 meses de crianza en grandes botti de Eslavonia.

Origine 2012, etiqueta negra, producida en años especiales. 15 días de fermentación en roble, los n 30 a 36 meses de envejecimiento en botti de Eslavonia.

Paolo sigue la viticultura ecológica y también métodos biodinámicos. Uno de ellos es colocar sus botti de roble formando un círculo en el interior de su bodega. También trabaja de forma natural, no utiliza productos químicos, herbicidas ni pesticidas. Nada que pueda alterar el ciclo de la uva. No riega los viñedos, ni siquiera en años de sequía, cuando las plantas pueden disminuir su crecimiento y detener su vida esperando mejores años. Al final, Paolo cree que el hombre es solo un observador, un aprendiz de lo que hace la naturaleza, que es la maestra del hombre.

Los vinos de Paolo son perfume, Madre Naturaleza, tierra rocosa, carácter, pasión, verdad, alma. Carso sin vestidos, Carso sin maquillaje. Uvas acompañadas durante toda su vida hasta adoptar la forma de una botella llena de néctar sublime. Esos son los vinos de Paolo. Así es la Vitovska de Paolo. La expresión de una tierra, el carácter de un terruño.

Marilena Barbera de Cantine Barbera en Menfi, Sicilia

En el pasado, todo el trabajo se hacía a mano; no había máquina de prensado, máquina de despalillado automático, nada que se pudiera enchufar a una pared para trabajar. Era la única forma de trabajar en una bodega, haciendo todos los procesos a mano. ¿El vino se ve afectado por la forma en que se realizan estos trabajos? Tal vez si, tal vez no, pero hay un número creciente de elaboradores que vuelven a las raíces originales de la vinificación. Agricultura ecológica, elaboración de vino natural, ausencia de productos enológicos… últimamente estamos viendo todo esto cada vez más. Y tengo que decir que estoy entusiasmado con ello.

Tengo una profunda pasión por los vinos naranja y los vinos envejecidos en ánfora y por suerte los podemos encontrar en casi todas partes. Hoy viajamos a Sicilia, donde una mujer persiguiendo el sueño de su padre está haciendo vino, y entre sus vinos hay dos vinos naranja. Marilena Barbera elabora el primero de ellos con una variedad que normalmente vemos en los Passito di Pantelleria, la Zibibbo, una uva blanca autóctona de Sicilia. Ammáno es este vino, y su nombre lo dice todo. 100% hecho a mano, desde el momento en que las uvas se recogen en el viñedo, luego las uvas se prensan a mano, hasta el momento en que se embotella el vino. Siete días de contacto con las pieles. De hecho, es un vino naranja artesanal. Sin tecnología, sin aditivos, sin corrección, filtrado o clarificación. A veces ni siquiera usa la electricidad para trabajar. Como dice Marilena: «solo uvas y manos, y la fuerte personalidad de Sicilia«.

Las uvas provienen del viñedo Vigna di Torrenova plantado en 2010 con suelo arcilloso y una cantidad limitada de piedra caliza. Después de ser despalillado y exprimido a mano, el mosto permanece siete días macerando con las pieles en pequeños tanques de acero sin control de temperatura. Al final de la fermentación, el vino se transfiere a tonneaux franceses, donde permanece cinco meses. Tres meses más en botella y el vino está listo para que nuestros paladares lo disfruten.

El segundo vino naranja que elabora Marilena es Arèmi, un Catarrato Superiore Menfi DOC hecho con la uva Catarratto que crece en un pequeño viñedo de 35 años de edad. Según Marilena: “Arèmi es una de las expresiones más elegantes del terruño de Menfi”. El Catarratto es una variedad noble con antiguos orígenes griegos que se ha utilizado en Sicilia occidental durante mucho tiempo.

De sabor intenso y con un brillante color amarillo dorado, las uvas para Arèmi se despalillan y luego se someten a una fermentación espontánea en contacto con los hollejos durante alrededor de siete días. El vino se mantiene sobre sus lías durante al menos un año en pequeños depósitos de acero inoxidable, con un batonnage manual semanal. Sin refinado ni estabilizar y apenas filtrado. Después de este período en los depósitos de inox, permanece otros tres meses en botellas. Vigna di Belìce a Mare es el viñedo donde se ha plantado el Catarratto desde 1980, con un suelo arcilloso rico en mineral férrico y con mucho canto rodado.

Hablaremos también de un vino tinto, Ciàtu, un Alicante Menfi DOC. La Alicante es una uva española que probablemente se introdujo en Sicilia alrededor de los siglos XV-XVI.

Después del despalillado y prensado, la maceración con las pieles lleva alrededor de 14 días, un poco menos que un vino tinto típico, con dos bazuqueos diarios y sin remontados. La fermentación es espontánea, con levaduras autóctonas, en un gran tanque de roble de Eslavonia de 30 hectolitros donde permanece durante unos seis meses y luego se refina después de otros seis meses en la botella.

Viñedo Vigna del Pozzo plantado en 2000 con un suelo lluvioso, principalmente arcilloso con componentes arenosos y buena fertilidad.

Marilena Barbera es una enóloga apasionada que cree en la agricultura ecológica y la creación de vinos que reflejan la tierra de la que vienen y sin  intervención de maquinaria alguna. Como ella dice: «nada es más efectivo y sensible que las manos humanas para una viticultura cuidadosa y respetuosa«.

Pronto hablaremos con ella sobre su filosofía vinícola y la vida en Sicilia.

Vitovska, la Reina del Carso-Kras

Recientemente he publicado un artículo sobre mi amada Ribolla Gialla/Rebula. En él explicaba que era mi variedad de uva favorita. Me encanta todo lo que he probado elaborada con ella. Muy poquito detrás viene la Vitovska, especialmente cuando se trata de vinos blancos macerados con las pieles. La Ribolla es una variedad muy versátil, ya que podemos encontrarla en muchos estilos de vinificación: fresca, con crianza, macerada, espumosa e incluso dulce. La Vitovska, por otro lado, no es tan versátil. Hasta ahora sólo he probado de ella su versión fresca y macerada. Solamente sé de dos bodegas que elaboren una Vitovska no macerada, pero bueno! Eso es lo que me gusta del vino! Hay que seguir investigando para ver qué más cosas se hacen por ahí!

La uva Vitovska crece en una pequeña franja de tierra ubicada entre Eslovenia y FriuliVenezia Giulia en Italia. Esta área geográfica se llama Karst Plateau, y va desde el nivel del mar hasta los 650 metros de altura, si bien la altitud media es de alrededor de 330 metros. La meseta tiene una extensión en torno a poco más de 400 kilómetros cuadrados que va desde las afueras de Trieste hasta Gradisca d’Isonzo, corriendo paralela al mar Adriático. Desde el Golfo de Trieste se dirige al interior en dirección a los Alpes hasta llegar a los límites de la DO Vipavska Dolina (valle del río Vipava) en Eslovenia. En el lado italiano comprende dos provincias, Trieste y Gorizia. La meseta de Karts es parte de un área geológica mayor llamada Karst que se extiende desde aquí hasta Croacia y Kosovo, pero nos quedaremos dentro del Plateau.

El Karst es un pedazo de tierra particular. Originado en el periodo del Eoceno, el movimiento de las placas tectónicas empujó desde la parte inferior a la parte superior un sustrato rocoso de marla y arenisca rico en sedimento marino. También contiene altos niveles de óxido de hierro y minerales, que mezclados con el suelo de piedra caliza y carbonato crean lo que los lugareños llaman Terra Rossa, un suelo fértil con un color rojo brillante. El Karts también es famoso por sus cuevas, con más de 10.000 de ellas que hacen las delicias de los turistas y espeleólogos. La Grotta Gigante es la más famosa de Italia, mientras que Velinica es su alter ego en Eslovenia.

La brisa proveniente del mar Adriático mantiene los viñedos frescos y secos, ayudándolos a mantenerse saludables y evitando el uso de fungicidas. En la parte posterior, los Alpes Pre-Julianos ofrecen su protección contra las corrientes que soplan desde el continente. Un tercer factor que hace que esta tierra sea especial es el viento conocido como Bora (Burja en Eslovenia), uno de los vientos más brutales del continente que a veces alcanza rachas de hasta 200 kilómetros por hora.

La uva Vitovska es un cruce entre Prosecco y Malvasia Bianco. No es una variedad antigua como la Ribolla, que data del siglo XII, sino que ha sido recientemente cuando los productores locales han comenzado a usarla en la década de 1980. Sin embargo, algunas familias la han estado usando desde hace unos 200 años. No fue hasta 1996 cuando se estableció en Italia la CarsoKras DOC y más tarde el Kras Wine District en Eslovenia. Al igual que con el Ribolla/Rebula, esta variedad también tiene dos nombres: en Italia es propiamente conocida como Vitovska, mientras que al otro lado de la frontera eslovena se reconoce como Vitovska Grganja. Dos uvas diferentes para muchos investigadores, pero más comúnmente aceptadas como una sola variedad. Una característica particular de la Vitovska es su piel gruesa, que se adapta perfectamente a períodos de maceración más largos. La tierra cultivada se extiende alrededor de 60 hectáreas sumando ambos países.

Hablando ya sobre vino, el Carso italiano cuenta con una asociación de productores llamada Associazione Dei Viticoltori CarsoKras que cuenta con una veintena de bodegas participantes. En general producen vinos elaborados con Malvasia Istriana y Vitovska en los blancos y Refosco en los tintos, con varios ensamblajes en muchos casos. Mi corazón alberga muchos de estos productores cuyos vinos he probado, disfrutado y amado. Hay dos productores que hacen una versión no macerada de la Vitovska: Edi Kante y Matej Lupinc. Matej es un maestro. No puedo olvidar un Malvasia 2008 suyo que amo absolutamente (lo probé hace dos años). Su Vitovksa es increíble, y también lo es su blend blanco elaborado con Vitovksa, Malvasia Istriana y Friulano: Stara Brajda. Delicioso y sobre todo, este sí es un blanco macerado con las pieles.

Lupinc está en Prepotto, en la provincia de Trieste, ya que hay otra aldea que comparte nombre en la provincia de Gorizia. Los otros dos habitantes famosos de Prepotto son Benjamino Zidarich (Azienda Agricola Zidarich) y Sandi Škerk (Azienda Agricola Škerk). Ahora estamos entrando en el territorio de la maceración. Tanto Benjamino como Sandi producen vinos increíbles utilizando las dos variedades antes mencionadas, pero especialmente la Vitovska. La Vitovska estrella de Benjamino es Kamen, con 22 meses de crianza en roble después de fermentación y maceración en un tanque de piedra que construyó especialmente para este vino. Kamen en esloveno significa piedra.

No muy lejos de Prepotto encontramos a Azienda Agricola Skerlj, donde Matej Skerlj también produce grandes Malvasia, Vitovska y Terrano (una subvariedad de la Refosco). Sus blancos tiene crianza en grandes botti.

Otra bodega en el Carso italiano que tiene su propio espacio en mi corazón es Azienda Agricola Castello di Rubbia de Nataša Černic. Nataša trabaja increíblemente bien con los mismos varietales (su Malvasia es un vino excepcional), pero sus Vitovskas son una obra maestra. Trubar es el nombre usado por ella para algunas añadas, mientras que en otras usa solo el nombre Vitovska. En algunas añadas, cuando las uvas son de primera calidad, produce Bianco Della Bora, un blend de Malvasia y Vitovska. Su 2002 es uno de los mejores vinos blancos que he probado en mi vida. Además de vino, Nataša es un música clásica y le encanta combinar música y vino, y también arte y danza. Sus sesiones multidisciplinares son una gran experiencia para los asistentes.

Finalmente, recluido en su bodega en el Carso vive Paolo Vodopivec, para mí el mago principal cuando se trata de Vitovska y también de Orange Wines. En su bodega, Paolo solo trabaja con esta variedad. Produce dos o tres vinos dependiendo de la añada llamada Vitovska, Vitovska T, Origine (con etiqueta negra) o Solo. En algunas añadas produce todas, en otras veces produce sólo una. El básico tiene un corto período de maceración (alrededor de 15 días) y cerca de 36 meses de envejecimiento en grandes botti de roble de Eslavonia. Su vino más especial es Solo: un vino con seis meses de maceración con las pieles, fermentado en ánforas enterradas y luego dos años en roble.

Me encantan los vinos de Paolo. He probado algunas añadas de Origine, Vitovska y Solo. Creo que son algunos de los mejores vinos que he probado en lo que respecta a Orange Wines. Paolo es una persona bastante inaccesible. He intentado visitarlo tres veces en vano y apenas puedes encontrar información o fotos sobre él en la red. O en cualquier parte, para el caso.

Cruzaremos ahora la frontera hacia Eslovenia. En el interior del país solo hay un puñado de bodegas, negocios familiares todos ellos con una producción corta. Branko y Vasja Čotar son padre e hijo. Su negocio comenzó con un restaurante donde sólo elaboraban vino para sus clientes. Luego se expandieron para hacer vino a mayor escala. Son viticultores naturales, no agregan nada al vino porque en los viejos tiempos del Telón de Acero, todos eran tan pobres que no tenían dinero para comprar productos enológicos o químicos. Por lo tanto, macerar los vinos blancos como lo hacían con los tintos fue la solución para proteger sus vinos. Hoy en día también usan Merlot y Cabernet Sauvignon, y su Vitovska es brillante.

Joško Rencel es otro productor de Vitovska en el Kras. Pequeña bodega, ánfora enterrada en el patio trasero, vinos increíbles. Vale la pena visitarlo. Ahora es ayudado por su yerno Žiga Ferlež. Su trabajo es maravilloso, tanto su vino Amfora como su blend Vincent.

Recuerdo una vez que visité a mi querido amigo Jean Michel Morel de Kabaj en Goriska Brda. Estábamos hablando de otras bodegas locales y me dijo que debía visitar dos de ellas: Sebastijan Stemberger y Marko Tavčar. Todavía no he podido visitarlos, pero están en la parte superior de mi lista de tareas pendientes. Si Jean dice que son buenos productores de vino, tienen que ser grandes productores de vino. Ambos trabajan con la Vitovska, por lo que para mí es imprescindible visitarlos. Sebastijan también trabaja con Malvasia, Chardonnay, Cabernet y Merlot. También con Zelen , que es una variedad local más encontrada en Vipavska Dolina, no muy lejos de aquí. Marko trabaja con las variedades habituales del Kras: Malvasia, Vitovska y Terrano bajo la etiqueta de Vina Pietra. Ambos son elaboradores de alta calidad. He podido conseguir algunas botellas de Sebastijan. Marko tendrá que esperar un poco.

La palabra en el viento dice que hay otro productor en el área cuyos vinos son increíbles. Se llama Marko Fon y es la versión eslovena de Paolo Vodopivec. Vinos difíciles de encontrar, productor difícil de encontrar. Sobre todo trabaja con Vitovska y Malvasia produciendo un puñado de miles de botellas por año. En la añada 2015 elaboró unas 7.000 botellas. Elabora también un Terrano llamado Lui del que hace unas 1.000 botellas al año. Si puedes conseguirlos, serás afortunado. Maravillosos vinos sin nada añadido. Su Vitovska Selekzija 2016, del que tengo alguna botella, es un gran ejemplo de su trabajo con esta variedad.

Tengo algo mas que decir. Este artículo está dedicado a la Vitovska del Carso-Kras, que es el lugar nativo donde esta variedad es religión. Pero mi querida Kristina Mervič de JNK también está produciendo un vino Vitovska recientemente. De hecho, estaba navegando por el Facebook durante la época de la ultima vendimia cuando vi un post de ella diciendo que su Vitovska estaba lista. ¡Casi me caigo de la silla al suelo! ¡Si ya estaba enamorado de los vinos de Kristina, especialmente su Rebula, ahora un Vitovska! Casi no puedo esperar para probarlo. Kristina no está en el Kras sino en Šempas en Vipavska Dolina. En línea recta no debe estar a más de 30 kilómetros de las aldeas donde se encuentran los otros tipos. Siendo como son las carreteras con mucha curva corriendo alrededor de tantas pequeñas colinas, se tarda un poco más en llegar de un sitio a otro. Pero ningún camino es lo suficientemente largo como para evitar que visites a cualquiera de ellos si amas este tipo de vinos.

La Vitovska es una uva muy interesante si te gustan los vinos naranja. Solamente crece en este pequeño pedazo de tierra. Fuera no puedes encontrarla. Su carácter, su personalidad, los vinos que produce, todos son razones que vale la pena probar. Estos productores de vino, así como otros que aún tengo que conocer, han perfeccionado su trabajo con ella, obteniendo un gran resultado que complacerá a cualquier amante del vino.

Fotos © Castello di Rubbia

AT Roca y Anima Mundi, placeres ancestrales

98 días de maceración con las pieles tiene la culpa. Y además, tanto la fermentación como la maceración se llevan a cabo en tinajas del maestro Juan Padilla. Y por si eso no fuera poco, añadimos dos meses de crianza en barricas de roble francés.

Pero bueno, por mucho que estos datos me gusten, que lo hacen, y por muy bueno que estuviera en vino, que lo estaba, no existiría este articulo si no fuera por su elaborador. Tú que me lees ya sabes que lo que me emociona de un vino es la gente que hay detrás. Para mí, este binomio debe ir siempre de la mano. Buen vino y buena gente significa mejor resultado final. Si alguna de las dos patas falla, se me cae el banco.

Mi amiga Yolanda me dijo hace tiempo que había un vino naranja que tenía que probar. Quedó apuntado en la lista de deberes pero entre una cosa y otra no fue posible probarlo ni hacer una visita hasta hace bien poco. Una vez se dieron las circunstancias, allí nos fuimos.

Agustí es un chaval bien majo. Cuantos más artículos escribo, más joven es la gente que conozco (tengo que ponerme en serio a comprobar si hay relación o no). En cualquier caso, eso no quita para lo primero. Había coincidido en una feria con él y aunque muy breve, la conversación fue muy agradable. Por fin nos juntamos con más calma un sábado por la mañana y la cosa fue mucho mejor.

Agustí Torelló pertenece a la familia cavista de Sant Sadurní d’Anoia, Penedès. Desde hace unos años se ha establecido por su cuenta creando la marca Agustí Torelló Roca, o AT Roca como aparece en las etiquetas de sus vinos. Todavía mantiene sus instalaciones separadas entre una parte que alquila y otra que pertenece a la familia, pero a medida que las cosas se van desarrollando por el buen camino, su intención es unificarlo todo. También está a los mandos de otro proyecto más personal llamado Anima Mundi.

El día era soleado pero ligeramente ventoso, una de esas mañanas de otoño en las que al sol puedes estar hablando de viñedos, de suelos, de viticultura durante horas, sobre todo si tienes en las manos una copa de un espumoso elaborado por Agustí. Desde nuestra atalaya particular teníamos delante algunos de los viñedos que trabaja en Sant Sebastià dels Gorgs, en la comarca del Alt Penedès. Uno de ellos es un viñedo de Macabeo plantado en el año 1969 llamado Vinya Sobre Casa. El terreno, de suelos extremadamente calcáreos que transfieren a sus vinos una personalidad muy marcada, es de donde sale su vino Pells. Además la orientación del viñedo es norte, así que la acidez se une a ese carácter calcáreo para crear estupendos vinos.

Agustí mantiene la filosofía familiar de trabajar en ecológico y está adoptando también varios pasos de vitivinicultura biodinámica. Conoce a la perfección las tierras de sus vides y cómo influyen en las uvas que producen y en los vinos que se elaboran posteriormente. Cuando habla, captas perfectamente la pasión que siente por la localización de sus viñedos, por la influencia de las corrientes que entran desde el Mediterráneo. Habla de geología con pasión, de la forma de herradura que tiene esta zona, de la protección de las colinas circundantes originadas hace millones de años que con el paso de los siglos han ido creando un suelo rico en nutrientes marinos.

En la bodega hablamos y probamos los vinos base de sus espumosos. Agustí es un apasionado de esas notas calcáreas en los vinos e íbamos probando diferentes parcelas subiendo la intensidad de ese carácter. Lo cierto es que cuanto más calcárea es la parcela, más personalidad tiene el vino. Y luego todos pasan por barrica, unas de 225 litros, otras de 500 o 600. Y allí, en una esquina, estaban las dos tinajas que mencionaba al principio. En ellas habitaba la Macabeo que luego será Pells. En la foto se puede ver que muchas uvas estaban todavía intactas si bien ya llevaban dentro del ánfora un par de meses. Y probarlo allí mismo era una delicia. Todavía le quedaban casi dos meses de maceración y otros dos meses de barrica, pero al probar el vino delante de la tinaja solo tenía envidia de cómo debió ser la infancia de Obélix.

Después de muchas preguntas, respuestas y sobre todo mucha conversación, fuimos a la cava donde guarda muchas muchas botellas de cava de un buen puñado de añadas. Y en el fondo del todo, una mesa donde nos pusimos a catar más cosas. Los dos espumosos elaborados bajo la etiqueta de AT Roca son Pedregar Esparter. El primero es un rosado con 85% de Garnacha Tinta y 15% de Macabeo con 7 meses de barrica y 30 meses de rima. El segundo, ay el segundo, es una maravilla. De esos que si antes no te gustaban los espumosos, ahora sí te gustan. Monovarietal de Macabeo con 7 meses de barrica y 40 meses de rima. El primero me gustó mucho también pero Esparter me pareció una maravilla. Ambos vinos se elaboran con uvas procedentes de viticultura ecológica.

Después de este inicio explosivo, nos dimos a Anima Mundi. Antes comentaba que es un proyecto más personal de Agustí. Es una vuelta a lo antiguo, a la manera en la que antaño se hacía vino. Dos espumosos ancestrales, Camí del Xops y Noguer Baix. El primero es Macabeo y Xarel·lo con la fermentación llevada a cabo tanto en barricas viejas de roble francés como en depósitos de inox. Noguer Baix es monovarietal de Macabeo y fermenta en tinajas de 600 litros. Ambos se embotellan prácticamente al terminar la fermentación y los dos se elaboran bajo criterios ecológicos y biodinámicos. Estoy seguro de que sabes cuál me gustó más, verdad?

Para terminar, dos vinos tranquilos. Anima Mundi Xarel·lo, maceración con sus pieles durante 24 horas antes de prensar y fermentación en barricas viejas de roble francés de 500 litros y tinajas. Posteriormente tiene una crianza de 6 meses con sus propias levaduras. Anima Mundi Pells es el vino con cuya descripción comenzaba este artículo. Un lujo de vino naranja en el Penedès que da mucho gusto catar, beber y disfrutar. Y compartir con amigos. Ya he comentado la filosofía que hay que estos vinos. Son completamente naturales. Agustí los trabaja con levaduras autóctonas y sin añadir absolutamente nada. Y como a él le gusta remarcar, las uvas con que se elaboran proceden de viñedos cuyos suelos son extremadamente calcáreos.

Tener la oportunidad de visitar y conocer a Agustí es un placer. No solo porque es capaz de explicarte su conocimiento y darte una clase magistral sin que te des cuenta, sino porque transmite toda esa pasión suya que lleva tanto tiempo en su familia. Y sus vinos están elaborados con esas misma pasión y con mucho cariño. Habrá a quien no le guste el cava o los espumosos del Penedés, pero primero hay que probar lo que elabora Agustí y luego opinar y decidir. Sus espumosos me gustan mucho mucho, tanto es estilo más tradicional de la región como los elaborados de acuerdo a estilos más ancestrales. Y sus vinos tranquilos son una delicia. Pells es simplemente maravilloso.

Pronto hablaremos con Agustí Torelló Roca de todo lo que le gusta a la hora de elaborar vino.

Rodri Méndez y eso que llamamos «vinos de autor»

Me apasiona Rodri Méndez. Bueno, mejor dicho, me apasionan sus vinos. Hablaba hace poco con mi amiga Beti sobre vinos y llegamos a eso que en algunas regiones vinícolas llaman “vino de autor”. Hay bodegas que hacen un tinto joven, luego uno con roble o barrica, luego el crianza, el reserva y el gran reserva. En la pirámide sigue otro vino que muchas bodegas llaman de autor y en algunos casos no deja de ser una excusa para crujirte con el dichoso vino. Que sí, que es más especial que los demás, que bien de una parcela única, que está muy rico y que solo elaboran un puñado de botellas. Pero su autor es el mismo que hace los demás vinos, así que ese nombre se me queda un poco vacío de contenido.

En nuestra conversación comentábamos que el vino de autor debe ser ese que cuando te refieres a él sabes quien lo ha hecho. Un vino de esos que pides por el nombre de quien lo elabora y después por el nombre del vino. Igual que ocurre cuando bas a comprar un libro: «Por favor, el último libro de Reverte? Se llama Sidi«. Pues con el vino lo mismo: «Tienes algo de Rodri Méndez? As Covas por ejemplo?» Y ahí es donde nos pusimos a hablar de “autores”. Con un grupo de amigos también saqué este tema de conversación y quedó bastante chulo. La gente con quien trato en esto del vino, amigos con los que hacemos comidas, cenas o catas, tiene más o menos este mismo criterio. Por supuesto que ninguno de ellos, ni siquiera yo, rechaza beber uno de esos vinos de los que hablaba al principio, pero por lo menos en mi caso, mis preferencias van en la dirección de beber un vino de quien sé que lo ha hecho.

Así que estos pasos me llevaron a estas líneas. Creo que ya he comentado sobre este asunto en alguna ocasión, por lo que ahora incidiremos un poco más en ello. Que conste que para llegar a la conclusión de qué autores o elaboradores prefiero, lo más importante es haber probado muchos vinos y muchas añadas. Si no, no hay una base para poder elegir. No vale decir que un elaborador es tu preferido porque aquel 2010 que probaste una Nochevieja estaba de fábula o porque he probado ocho o diez vinos suyos en una cata (pues sí, hago cata de más de seis vinos). Yo exijo haber catado todo o casi todo lo que hacen y varias añadas de todo o casi todo lo que hacen.

Bajo esa premisa, y hablando exclusivamente de elaboradores patrios, he creado un podio un tanto especial. El primer escalón lo ocupan ex aequo tres personas. Sobre y con Ricard Pasanau hemos hablado en nuestra otra web, www.miamigoelvino.com, Un grandísimo elaborador del Priorat cuyos vinos me apasionan desde hace ya casi veinte años. La Planeta es su vino que más he probado, prácticamente todas las añadas excepto quizás una o dos, pero todo se andará. Todo lo que he probado de El Vell Coster es un lujo, así como Los Torrents, con apenas siete añadas de historia, o el increíble Les Myriams/Danàe, cuyo 1998 es uno de los mejores vinos blancos que he probado. La Morera de Montsant tiene añadas míticas, como 2006, 2003 o 2012, y Ceps Nous es un pelotazo cuando lo elabora sin barrica, como 2017.

David Sampedro también está en ese primer escalón del podio. Todo lo suyo que he probado también me entusiasma. Todos sus tintos Phinca de La Rioja están francamente bien; los blancos de Rías Baixas, sobre todo Costa de Santa Mariña,con dos años de barrica, muy bien también. Phinca Durmiente, el Rufete Blanco de la Sierra de Salamanca es una maravilla. Los blancos que hace en La Rioja son una locura, me muero por ellos. Thousand Mils es increíble y Phinca La Revilla, bueno, no hay palabras para expresar todo lo que me gusta. Y luego aparece David con una botella sin etiquetar de un blanco que está haciendo para experimentar y del que me llevaría todo lo que tiene. Sin hacer preguntas.

Finalmente, y el motivo de estas líneas de hoy, el tercer lugar del primer escalón de mi podio particular es para Rodri Méndez. De él también he probado muchos vinos y muchas añadas. Rodri hace vino en Forjas del Salnés, bodega de Rías Baixas en la que elabora los tintos monovarietales Goliardo, elaborados con variedades autóctonas (Espadeiro, Loureiro, Caíño). También están los Goliardo blancos elaborados con Albariño: A Telleira, Leirana Albariño, Genoveva, María Luisa Lázaro, Cos Pés, A Escusa, entre otros.

Con su propio nombre en la etiqueta (Rodri Méndez y también Bodegas y Viñedos Rodrigo Méndez) elabora Cíes (blanco y tinto), O Santo Do Mar (blanco y tinto), O Raio da Vella (blanco y Tinto), Tras da Canda (blanco y tinto) y también Bastión de la Luna y Sálvora, todos ellos en Rías Baixas.

El Barrero es un tinto de Pinot Noir y Mencía elaborado en El Bierzo. Luego junto con Raúl Pérez también en Rías Baixas elabora As Covas, un fabuloso y muy especial Pinot Noir.

Y hace más cosas, pero para muestra valen estos vinos. Lo que interesa aquí, por lo menos a mí, es que los vinos que he probado suyos siempre me han hecho disfrutar un montón. Y los azares del destino me han llevado a tener la suerte de entrar en contacto con Tensi López, de Vigo, quien me ha recomendado tesoros y provisto de añadas ocultas de Rodri que me han hecho descubrir un nuevo mundo.

Giacomo me decía que tenía que hablar de los vinos, expresar lo que me hacen sentir. Veamos si lo consigo. Si tuviera que elegir, empezaría por los vinos blancos, que por otra parte son los que más atesoro. De entre ellos, (aunque me gustan todos) me quedo con Cos Pés, un lujo de vino naranja hecho con Albariño. Según la añada lleva más o menos tiempo de maceración con las pieles pero en casos ha llegado hasta los dos meses. Es de esos vinos que te hacen poner el codo izquierdo en la mesa (a mí, que soy diestro), apoyar la cabeza en la mano izquierda, mientras que con la derecha te dedicas a oler la copa y degustarla sorbito a sorbito. Oler, degustar, oler, degustar, a ser posible sin sacar la nariz de la copa e intentando bloquear toda estímulo exterior, como sonidos o conversaciones.

Un lujo de vino que junto con La Revilla de David lo tengo entre los mejores vinos naranja de España.

María Luisa Lázaro es otro lujo de vino. Cinco años de crianza para este vino del que estamos disfrutando ahora la añada 2013. Hubo que esperar bastante para poder probar este vino, ya que la añada anterior fue 2005. Este vino es puro terciopelo y complejidad, cuerpo, intensidad y carga aromática. Toda una experiencia.

O Raio da Vella y O Santo do Mar son también una maravilla de Albariño con crianza y una producción limitada. Luego tenemos Leirana Albariño y Cíes, que por su precio son los más competitivos de todos sus Albariños, son también vinos muy disfrutones. Rodri, por cierto, fue quien me hizo disfrutar de un Albariño, ya que prácticamente todo lo que había probado hasta entonces, salvo contadas excepciones, olía a zumo de piña y es algo que no soporto.

Entre los tintos me quedo con El Barredo y As Covas. De este ultimo disfruté una botella de 2017 con Giacomo estas pasadas Navidades que fue un lujo. De El Barredo han caído 2010, 2013 y 2015. Los Goliardo tintos también son otra maravilla, con un carácter rústico muy chulo. El Caíño es brutal, y de este han caído (caído del Caíño, menuda cacofonía) 2010, 2014 y otra sin identificar, ya que era un magnum sin etiquetar. Del Espadeiro han caído también un 2009, 2010 y 2014. Otro vino de pegolete.

Por todos estos vinos y añadas considero que David, Ricard y Rodri son mis autores españoles preferidos. Siempre sé que un vino suyo va a ser un placer sensorial y además, qué demonios, muy disfrutones, que para eso bebemos vino: para compartirlos y disfrutarlos.

A continuación también quiero nombrar a otros autores de vinos que me gustan mucho, aunque por desgracia no he podido probar todavía muchas etiquetas ni muchas añadas, pero estamos en ello. Esto quiere decir que no los considero autores inferiores a los anteriores, sino que no he probado tantos vinos suyos como de los tres mencionados arriba.

En el segundo lugar de mi podio, también ex aequo, tengo a Sara Pérez, Melanie Hickman, Alberto Nanclares, Javier Arizcuren, Orly Lumbreras, Daniel Ramos, Teo Legido, Raúl Pérez, Juan Piqueras y Pepe Mendoza. Y no quiero olvidarme de Juanjo Moreno.

El tercer puesto de mi podio sería para aquellos de quienes he probado en torno a cinco o seis vinos pero que tienen un estilo que me gusta mucho. Aquí hay muchos más autores que en los dos peldaños anteriores. Cualquiera de ellos podría estar más arriba, solo hay un motivo paras que estén en este peldaño y es que no he probado todavía suficientes vinos suyos. Tengo toda la intención de hacerlo. Dado que esta categoría da para muchos elaboradores, solo citaré unos pocos cuyos vinos me han hecho experimentar un montón de emociones: Laura Lorenzo, Germán Blanco, Marcial Dorado, Rafa López, José Crusat, Rubén Salamanca, Goyo García Viadero, Pepe Raventós, René Barbier, Juan Carlos Sancha, entre otros.

Todos ellos son gente que me ofrece las garantías necesarias para pedir un vino suyo que no conozca de antemano. Solamente porque todos ellos son autores de grandes vinos, o si preferimos, autores de vinos que me han hecho y me hacen disfrutar de la experiencia de beberlos y compartirlos. Porque hay un sitio del que procede un poquito de felicidad, y es compartir esos vinos con mi familia y mis amigos.