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Tiempo de vendimia

Lo más cerca que había estado de una vendimia había sido atravesando la Rioja por autopista en septiembre. Era de esas cosas que estaban por ahí en la mente dando vueltas pero que nunca se habían llegado a materializar. Hace poco publicamos un artículo sobre el vino naranja que Pepe Moquillaza está haciendo en Perú y un día me dijo que su socio Matías Michelini, la Mi de MiMo, venía a España a hacer algo de vino en Galicia, así que me dije: “por qué no?”

Matías es uno de los mejores enólogos de Argentina. Tiene su bodega en Super Uco y además elabora vino en Chile y en Perú junto a Pepe. Además, tiene una línea de vinos naranja llamada Vía Revolucionaria de la que hablaremos en el futuro. Este año decidió elaborar vino en Galicia con su socio español Sergio Cortés. El lugar elegido fue la zona de Ribeiro, donde este primer año va a hacer cinco vinos, dos de ellos jóvenes y tres de ellos con crianza. Los dos jóvenes son un blend de Treixadura y Godello y por otro lado un Garnacha Tintorera. Estos vinos se embotellarán en torno a abril de 2018. Los dos tienen un paso por depósitos de inoxidable y luego van a barricas usadas de roble.

Además, Matías hará tres vinos monovarietales con una crianza de unos 18 meses, con previsión de embotellado en abril de 2019. Los vinos serán un Treixadura, un Godello y un Garnacha Tintorera.

Hablando con Matías antes de su viaje acordamos intercambiar algo de vino, y como no podía ser de otra manera lo que llevé eran vinos naranja. Los elegidos fueron Tenta2 de Ismael Gozalo (Microbio Wines) y el naranja que elabora Juan Piqueras en Utiel-Requena como experimento con Tardana y Moscatel en Bodegas Pigar. A Matías le gustaron mucho ambos vinos y un día me dijo: “Hagamos un vino naranja también.” Los ojos se me hacían chiribitas, sobre todo cuando después me dijo: “Y compremos dos tinajas para criarlo.” Así que el sexto vino que hará este año es un naranja de Treixadura y Godello con tinaja. Alucinante.

Pero para que todos estos vinos vean la luz había que vendimiar las uvas primero. Así que después de hacer una inspección previa de los viñedos el día anterior, nos armamos de tijeras de podar y nos pusimos en marcha.

Es hasta romántico contemplar un viñedo lleno lleno de racimos de uvas maduras y listas para ser vendimiados. Pero cuando llevas ya un par de vides el romanticismo desaparece. El curro mola, claro, que al fin y al cabo está relacionado con el vino, pero bueno, a veces parece que las uvas no se acaban nunca. Empezamos por la Treixadura, en un viñedo que estaba junto al rio Miño en una ligera pendiente. Los racimos grandes permitían llenar las cestas de 10 kilos con cierta facilidad y según los llenábamos los dejábamos bajo las vides para que el tractor las recogiese. Evidentemente toda la vendimia era a mano. Estábamos nosotros tres más uno de los hijos de Matías, Estéfano. Luego se sumaron más personas. Cuando ya habíamos hecho unas cuantas filas entre todos nos dijeron que el tractor tardaría en venir a recoger las cajas, así que había que tomar la decisión de qué hacer. Llevar las uvas a la bodega. Las cajas estaban en el viñedo, la furgoneta en la carretera, cuesta arriba. Y éramos cuatro. Romanticismo acabado del todo. Había que llevar las cajas a mano desde el viñedo hasta la carretera. En la furgoneta entraban unas 36 cajas, así que había que hacer varios viajes. Pero claro, esto no era cargar la furgo y esperar que volviera. Era ir en la furgo hasta la bodega, descargar la uva, pesar la uva, poner la uva en la despalilladora, cargar las cajas en la furgo, volver al viñedo, seguir cortando uva. Así hasta que terminamos el viñedo. Entre los que estábamos se hacía bien, pero el tractor solo hizo un viaje, el resto fue en furgo y a mano. Poco después de comer terminamos con la Treixadura. Si la memoria no me falla salieron unos 2.400 kilos que ya estaban en el depósito. Ahora tocaba el viñedo de Godello, que estaba situado en el interior. El viñedo era más pequeño, pero tenía su lado negativo. El racimo de Godello era bastante más pequeño que el de Treixadura, así que hacía falta vendimiar más planta para llenar una caja, por lo que había que ir moviendo la caja con las vas más que por la mañana. Podías llevar media hilera pero la caja seguía por la mitad. Este viñedo tenía las calles más estrechas que las de la mañana, así que de tractor nada. Todo a mono otra vez. Cargar la furgoneta y a la bodega, descargar uva, pesar uva, despalillar uva. Y claro, una vez terminado, había que limpiar las cajas para no tener problemas al día siguiente. Y toda la superficie usada de la bodega, por supuesto. De la Godello había en total unos 1.200 kilos. Nosotros no recogimos toda la uva, por supuesto, que aunque soy del mismo centro de Bilbao, ellos no. Contamos con ayuda, porque si no, todavía estaríamos recuperándonos. Ya hice un cálculo de lo que vendimié, y no tenía mala pinta, pero por si acaso no lo comentaré. Terminamos pasadas las 21:00 horas.

Una vez todas las uvas en sus depósitos, catamos el mosto. Ambos estaban muy bien, con la Treixadura dando unos 12 grados y la Godello algo por encima de 14 y con una acidez muy buena. Maceración pelicular pre-prensado de unas 18 horas, ya que el prensado se hizo al día siguiente a primera hora de la tarde. Una vez prensado, el mosto se pasó a barricas usadas. El vino que será el joven ya pasaba mezclado a la barrica.

La Garnacha se vendimió unos días más tarde, ya que en el viñedo todavía daba en torno a los 10 grados. Yo tenía que volver a mis quehaceres diarios así que no me quedé.

Ahora queda esperar a abril para embotellar los dos vinos jóvenes y ver cómo evoluciona el vino naranja. De momento no hay previsión de cuánto tiempo estará macerando con las pieles ni cuánto tiempo en barrica. Eso se irá viendo.

Ya hay ganas.

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Elisabetta Foradori: «Gracias a la tinaja, mi percepción y visión de la viticultura cambió completamente».

Recientemente hemos hablado de Azienda Agricola Foradori, una bodega situada a los pies de los Dolomitas en Italia, donde Elisabetta Foradori elabora vinos muy especiales. Hoy hablamos con ella de sus vinos y de su filosofía vinícola.

Buongiorno, Elisabetta, y muchas gracias por tu colaboración. ¿Qué tiene de especial la zona de Trentino para hacer vino?

Estamos en los Alpes, en el área de los Dolomitas. Los Dolomitas están formados por una roca muy especial, muy rica en piedra caliza y magnesio. Los elementos que entran en los vinos les dan un carácter muy específico. Las montañas están muy cerca de los viñedos y son un gran elemento climático. Las variedades locales muestran su genética. Una gran diversidad de biotipos realizados a través de la selección masal mejora su expresión. La práctica de la agricultura biodinámica permite a la planta estar en equilibrio y en buena salud.

¿Cómo fue el cambio en esta área desde la producción de vinos a granel a los vinos de calidad como se está haciendo en la actualidad?

Se hizo poco a poco durante 30 años de trabajo. La obra más importante fue la selección masal de la variedad Teroldego después de la introducción en 2002 de la práctica biodinámica. A través de este proceso podemos cultivar uvas muy enérgicas y conectadas. Confiamos en nuestras uvas y podemos estar a su lado durante el trabajo de la bodega. Pasaron cosas increíbles, un mundo de espectaculares transformaciones con otra visión de la vinificación. Desde 2013 mi hijo Emilio se encarga de esta experiencia y pone su energía y conocimiento en ella.

¿Por qué decidiste usar las ánforas de terracota para macerar tus vinos?

En 2008 estaba tratando de encontrar el mejor recipiente para mantener la variedad Nosiola en contacto con las pieles. Rudolf Steiner hablaba muy a menudo de la potencia de la arcilla: la conexión de la diversidad, la conexión de la tierra y el cosmos influencia. Un amigo mío, Giusto Occhipinti (Azienda Agricola COS, Sicilia) estaba empezando a utilizar tinajas y me presentó a Juan Padilla, el productor español de tinajas. Después de la primera vinificación en uno de ellas mi percepción y visión de la viticultura cambió completamente.

Hablas de los Cuatro Elementos: Tierra, Agua, Fuego y Aire. ¿Cuál es su influencia en tus vinos?

Estos cuatro elementos son parte de la vida y están relacionados con partes diferentes de la planta. Trabajamos en ello a través del calendario de Maria Thun, que nos ayuda en el trabajo diario para estar conectados a las diferentes partes de la planta: raíces – tierra; fruta-fuego/tierra; hojas-agua + flor-luz/aire. Incluso están relacionados con la arcilla y las tinajas: la arcilla es la tierra, que necesita el aire/luz para salir de la oscuridad del mundo profundo. La arcilla necesita agua para ser utilizada y el fuego para hacerse.

La Teroldego y la Nosiola son variedades autóctonas. ¿Qué personalidad tienen?

La Teroldego está relacionada con el río Noce, con terrenos aluviales, con el Campo Rotaliano que es una zona llana rodeada de montaña escarpada. No le gusta mucha tierra y prefiere el suelo ligero. Estas son las mejores condiciones para esta variedad y las condiciones climáticas del Campo Rotaliano.

A la Nosiola le gusta el suelo de arcilla roja con piedra caliza, le gusta la altitud, las colinas y mucha luz. Tiene que estar en suelos muy pobres y quiere ver las montañas de lejos.

Ambas variedades son una gran expresión de la zona de Trentino.

¿Por qué decidiste macerar los vinos blancos con las pieles de la uva?

Porque el mensaje auténtico de la fruta está en la piel, que es el recipiente y la protección de las uvas y está también en el exterior, profundamente relacionado con el mundo exterior. Sin los dos elementos de la fruta (interior y exterior) se pierde el equilibrio y la información que se desea ofrecer en el vino.

¿Cómo determinas el tiempo que el vino blanco está en contacto con las pieles?

Emilio y yo participamos en todos los procesos y observamos la naturaleza. Así controlamos el proceso mágico que es la fermentación. Trabajamos de una manera muy instintiva.

Tus vinos tintos Morei y Sgarzon se hacen con Teroldego y ambos pasan ocho meses macerando con las pieles en ánfora. ¿Cuál es la diferencia entre ellos?

Morei y Sgarzon son dos expresiones de la misma variedad: las raíces de Morei se encuentran en el suelo pedregoso del antiguo cauce del río Noce. Las raíces de Sgarzon están en el suelo arenoso. La expresión de la viña es completamente diferente y también lo son los vinos.

De tus vinos blancos, Fontanasanta Manzoni Bianco fermenta con las pieles en depósitos de cemento y luego envejece durante 12 meses en barricas de acacia. ¿Por qué esta elección de cemento y acacia?

Cemento por el respeto del carácter de las uvas durante la fermentación. Acacia porque es una planta local y una madera tradicional para el envejecimiento de los vinos blancos.

Fuoripista Pinot Grigio Fontanasanta Nosiola también maceran ocho meses con las pieles en ánfora. ¿Cómo responde cada variedad a esta larga maceración?

Ambas responden de la misma manera: expresión pura del carácter del terroir, equilibrio y vitalidad. Esto no es sólo un esfuerzo de la arcilla. La vitalidad del fruto proviene de la vitalidad del suelo y de las plantas. La arcilla permite una multiplicación del carácter.

¿Cuál de tus vinos reacciona mejor al método de vinificación que emplea?

Cada vino es capaz de encontrarse en la fermentación. Incluso en el roble o el cemento, seguimos la misma filosofía: trabajo sobre maceración (con parte de los racimos) y no forzando la extracción.

¿Qué tipo de vinos te gusta beber cuando no estás trabajando?

Me gustan los vinos que me conectan a la luz.

Grazie mille, Elisabetta !!

Mas Martinet, cultura biodinámica en la bodega y en la vida

Cuando escuchas hablar a Sara Pérez, lo primero que te llama la atención es la pasión con la que lo hace. Su entonación, el movimiento de sus manos, la luz en sus ojos. Habla de vino, de sus vinos, como seres vivos, no como un producto de zumo de uva fermentado. Se escucha mucho eso de que una actividad que hacemos es una forma de vida. Las motos son una forma de vida, el fútbol americano es una forma de vida… pero casi siempre que decimos esto nos referimos a una pasión que tenemos que ocupa sólo una parte de nuestras vidas. El padre de la Agricultura Natural, el japonés Masanobu Fukuoka*, tenía una máxima que creo que refleja bastante lo que quiero decir sobre Sara: “El objetivo final de la agricultura no es producir alimentos, sino el cultivo y perfección de los seres humanos”.

Se puede pensar que Sara trabaja en modo natural porque es una tendencia actual, o que hace biodinámica porque esa etiqueta te da un aura especial a la hora de elaborar vino. Pero lo cierto es que sea lo sea que Sara hace, no es una chaqueta que Sara se ponga en cuanto llega a la bodega, digamos a las 8 de la mañana, y se la quite a las 5 de la tarde cuando se marcha a casa. En el caso de Sara, esa filosofía continúa en casa, continúa en su familia, continúa allá donde va, ya que la biodinámica es algo que no solo ocupa su trabajo sino todo su día a día, la lleva puesta.

Recuerdo que cuando yo jugaba al futbol americano (tú que me lees perdonarás mi breve inciso biográfico), antes de los partidos me miraba en el espejo del vestuario, cuando había espejo. Si sentía que las protecciones, el uniforme y yo éramos uno, sabía que iba a jugar bien. Pero si el pantalón estaba desajustado, la coraza no se adaptaba bien o lo que fuera, las sensaciones no eran las mismas. Sara utiliza damajuanas, y además tiene muchas. Como sabes, están hechas de cristal, y son muy sensibles. Si se raja una y la abres para salvar el vino, se corre el riesgo de que estalle y se pierda todo el vino, que suele andar por los 64 litros. Algunas damajuanas vienen dentro de una especie de cesta que las cubre hasta la mitad para protegerlas. A Sara no le gusta bajar a la bodega y ver sus damajuanas en cestas, así que las ha quitado todas. Dice que si no le gusta lo que ve al bajar a la bodega, prefiere no bajar a trabajar donde se siente incómoda. Así que prefiere correr el riesgo de perder alguna damajuana, cosa que ocasionalmente ocurre, para poder trabajar a gusto. No creo que pueda ser considerado algo nimio, al contrario, para mí refleja el hecho de que una de las características de la biodinámica es la integración de todos los elementos de una granja o una bodega en un ente único. En ocasiones, esto significa que puedes ver ovejas, gallinas e incluso vacas pastando en las calles de un viñedo. Y creo que para trabajar con el vino, en este caso, debe ser algo más que un líquido con el que se trabaja. Y eso es lo que ella hace.

Algo especial de catar sus vinos junto con Sara es que a veces te quedas escuchándola olvidando que sigues teniendo la copa en la mano. Porque no te explica el vino desde un punto de vista enológico o de sistemática de cata. Al contrario, te habla de sus vinos explicando cómo es su personalidad, cómo crecen, cómo son y cómo prevé que van a evolucionar. Te habla de ellos como de seres vivos. Probamos bastantes cosas, me gustó mucho ver la diferencia entre el Clos Martinet (creo que 2015) criado en barrica, en ánfora y en damajuana. Para mi gusto el de ánfora estaba increíble, listo para embotellar. Los otros dos todavía necesitaban tiempo, sobre todo el de barrica. Del otro me habría llevado una tinaja a casa con cuidado de no derramar una gota.

Sara experimenta con sus vinos para ver cómo evolucionan: diferentes envases como hemos visto, crianzas de poco tiempo, maceraciones de los tintos de apenas una semana… Todo aquello que sirva para ver qué hace el vino. Me imaginaba un gran libro de páginas apergaminadas donde lleva apuntadas todas las diferentes variantes experimentadas en estos años.

También tuvimos ocasión de ver tres damajuanas con un vino naranja elaborado con Macabeo (o era Xarel.lo?). Y poco antes de irnos, algo muy especial. Una Garnacha centenaria rancia elaborada en soleras al estilo de los vinos de Jerez. Una de ellas, la más grande, tenía grabado el año de fabricación: 1885.

Probamos mucho, catamos mucho, disfrutamos mucho. Y sigo recordando cómo Sara describía sus vinos.

*Masanobu Fukuoka (Japón, 1913-2008), desarrolló una filosofía de agricultura a la que llamó Agricultura Natural, también conocida como el Método Fukuoka, una agricultura basada en no hacer nada. El sistema se basa en el reconocimiento de la complejidad de los organismos vivos que conforman un ecosistema explotándolo deliberadamente.

Los cinco principios de la agricultura natural son:

  • El cultivo del suelo, el arado o la labranza son innecesarios, al igual que el uso de máquinas motorizadas.

  • Los fertilizantes preparados son innecesarios, al igual que el proceso de preparación del compost.

  • No desherbar, ya sea por cultivo o por herbicidas; sólo puede hacerse una limpieza mínima de la maleza con la menor perturbación posible.

  • La utilización de pesticidas o herbicidas es innecesaria.

  • La poda de árboles o vides es innecesaria.

Photo Sara Pérez (c) Josep Oliva

Stefano Novello y las cosas que importan en la vida

Stefano Novello es una de esas personas que hacen que te des cuenta de que no se trata de abrir una gran cantidad de botellas de vino o descubrir añadas viejas o vinos caros cuando les haces una visita, sino que te hagan sentir como en casa, te traten como a un viejo amigo y compartan contigo su posesión más preciada: el tiempo. Te dan la bienvenida a su casa, no sólo a la bodega sino a su propia sala de estar. Y te das cuenta de lo que es importante en la vida es que personas como Stefano y su esposa Laura te traten como a viejos amigos.

Nuestra visita comenzó cerca del mediodía después de buscar en Prepotto, Udine, y con mucho esfuerzo, la Azienda Agricola Ronco Severo. Lejos de lo habitual en una visita a una bodega, en esta ocasión no hubo visita a los viñedos ni visita a las salas de vinificación o crianza. Allí nos encontramos con la familia de Stefano junto con tres amigos más disfrutando de una copa de su excelente Ronco Severo Pinot Grigio 2015 en el salón de si vivienda. Stefano estaba dando una gran cantidad de explicaciones sobre sus vinos, pero sobre todo era una conversación amistosa y tranquila. Luego llegó el Ronco Severo Ribolla Gialla 2015, que obviamente estaba excelente. Nos encanta la Ribolla en todas sus formas: seca, joven, macerada, espumosa… Y ésta era macerada y además, excelente. Ronco Severo Friulano 2015 fue el siguiente que Stefano abrió, ya que a medida que discurría la mañana y la conversación se iba emocionando compartiendo sus vinos con nosotros, y fue todo un empezar a llorar. Un maravilloso vino con una boca increíble mostrando toda su maceración equilibrada y su crianza sobre sus lías. De la bodega familiar Stefano trajo una botella de un viejo Ronco Severo Chardonnay. Tal vez el 2007? Increíble, con una estructura agradable y elegante y un montón de tiempo por delante para disfrutar.

Junto con un poco de prosciutto y queso (quien dijo que el queso es para engañar a alguien cuando bebe vino?) comenzó el show de vinos tintos. Esta zona es conocida por su variedad local Schioppettino di Prepotto y el 2013 que Stefano abrió era una delicia. La última añada en el mercado, un vino muy rico, que nos habían aconsejado disfrutar y fue increíble. Sentimos utilizar tantas veces “maravilloso”, “increíble”, “fantástico”, pero esto es lo que viene a la mente disfrutando de los vinos de Stefano.

El Schioppettino dio paso a una parte especial de la visita: el Merlot. Ronco Severo se conoce por la alta calidad de su vino Artiùl, un Merlot 100%. Stefano trajo una botella del Artiùl 2013, la última en el mercado también, y era increíblemente bueno. Nos encanta la uva Merlot y este vino era enorme. Potente pero elegante, con una nariz y una boca muy bien equilibradas. Estuvimos hablando de estos vinos que son especialmente elegantes, lo que significa que incluso si pueden ser potentes, su principal cualidad es que están muy bien equilibrados. Como decíamos, puedes hacer fácilmente un vino potente pero no puedes hacer tan fácilmente un vino elegante. A continuación, para demostrar su opinión, Stefano fue a la bodega con un decantador y trajo una muestra de su Artiùl 2015. El vino era un poco crudo, un poco tánico, pero ya mostraba qué tipo de vino iba a ser en dos años más. Luego Stefano fue a recoger una muestra de Artiùl 2016, por cierto, ambas cosechas todavía en las barricas. Éste era más potente que el anterior, mostrando un equilibrio más tánico y aún verde, pero al mismo tiempo mostraba que sería tan grande como el 2013. O tan grande como una botella que Stefano desveló seguido: Artiùl 2001. Reserva familiar. Un vino absolutamente increíble, con una nariz llena de fruta negra y especies, pimienta, y un cuerpo en boca que te dejaba emocionado. Su estructura era simplemente genial.

Llegaba ya la triste hora de partir, de dejar a la familia y amigos de Stefano, pero quedamos en volver a vernos para algo muy especial: dos catas verticales de Merlot y Friulano mientras disfrutamos de un guiso de caza que uno de sus amigos se ofreció a preparar. Todo está establecido.

Fue un tiempo increíble. Como hemos dicho antes, esto era mucho más que una simple visita a una bodega. Fue mucho más que eso. Fue compartir un tiempo maravilloso con gente maravillosa, disfrutando de una pasión común sobre el vino y la construcción de una gran amistad. Que estas son las cosas que importan en la vida.

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Tenuta Croci, vinos espumosos según el estilo tradicional en Emilia

Massimiliano Croci es miembro de la tercera generación de su familia que gestionando la Tenuta Vitivinicola Croci en Emilia, Italia. Siguiendo los pasos de su abuelo Giuseppe y de su padre Ermanno, es ahora quien está haciendo algunos de los vinos más codiciados en su país y más allá de sus fronteras. Una característica especial de sus vinos es que se hacen de la manera tradicional, y en Emilia esta manera tradicional es hacer vinos espumosos que refermentan en la botella. Para muchas personas esto parece ser sólo una moda o una manera de adaptarse a las tendencias actuales del mercado, pero lejos de eso, Massimiliano sigue haciendo los vinos de la forma en que sus antepasados hacían vino en su día. Además, por supuesto, sus vinos son naturales. No hay productos químicos utilizados, no hay sulfitos añadidos, no se controlan los niveles del vino. Sus vinos están hechos de un modo que se desarrollan por sí mismos. Una vez más, según la forma tradicional.

La finca, situada en la provincia de Piacenza, se fundó en 1935 cuando su abuelo la compró y fue en la década de 1970 cuando su padre decidió pasar de la gestión de ganado a la producción de uva, ya que esta era la única manera de hacer dinero decente para vivir en la región. Ahora la bodega ha crecido y se ha consolidado como una de las mejores bodegas de Italia para los vinos espumosos y frizzante, siempre utilizando variedades de uva autóctonas.

Tenuta Croci es también una de las pocas bodegas en Italia que producen un vino de hielo, un vino típico de Canadá y Austria cuyas uvas se dejan en el viñedo para que se reduzcan y deshidraten mientras que el nivel de azúcar sube. La vendimia suele hacerse entre noviembre y enero, cuando la temperatura es de alrededor de cinco grados bajo cero. Este vino, Emozione di Ghiaccio, se produce utilizando las variedades locales típicas Malvasia di Candia Aromatica 70% y Moscato Bianco 30%. El vino permanece en Botti de roble durante dos años.

En los viñedos de Tenuta Croci se utiliza el sistema Guyot y el suelo está marcado de arcilla y arena con sus orígenes fechados en el período Plioceno. Todos los trabajos que se hacen en los viñedos situados en MonterossoCastell’Arquato, y los que se llevan a cabo en la bodega se hacen a mano.

Massimiliano produce dos vinos espumosos: Alfiere, para el que utiliza la variedad local Ortrugo. Alfiere Rosé es una mezcla de Barbera 48%, Bonarda (aka Croatina) 48%, y Malvasia Nera 4%. Ambos vinos permanecen sobre sus lías durante dieciocho meses.

Gutturno Sur Lie es un vino frizzante Gutturnio DOC Colli Piacentini refermentado en la botella. Es una mezcla de Barbera 60% y Bonarda 40%. Este vino permanece en un tanque durante ocho meses y luego va a la botella donde permanece por lo menos diez meses más.

Los dos vinos tintos de la Tenuta son Coronino, un vino calificado como de mesa (Vino da Tavola Rosso) elaborado con una mezcla de Merlot 60% y Sangiovese 40%. Este vino permanece en un tanque durante ocho meses y luego va a barriles de roble durante dieciséis meses más.

San Bartolomeo, cuyo nombre proviene de la denominación antigua de Monterosso, es un blend de Barbera 60% y Bonarda 40% Gutturnio DOC Colli Piacentini. Ocho meses en depósito, luego barricas de roble durante dieciocho meses más.

Tenuta Croci también produce tres Orange wines. Al igual que con los vinos espumosos, Massimiliano los elabora porque esta era la forma tradicional de hacer vino blanco en la región. Lubigo Sur Lie es un monovarietal de Ortrugo frizzante refermentado en la botella. Doce días de maceración con sus pieles, luego ocho meses en un depósito y diez meses más en botella. Monterosso Val d’Arda Sur Lie es un DOC Colli Piacentini elaborado con Malvasia di Candia Aromática 60%, Ortrugo 35% y Marsanne 5%. Maceración en las pieles de siete a once días. Este vino permanece en un tanque durante ocho meses y luego va a la botella donde permanece por lo menos diez meses más. Por último, Val Tolla es un monovarietal de Malvasia di Candia Aromática. Su periodo de maceración está en torno a treinta días. Diez meses en tanque y doce meses en botella.

La producción de vino y la agricultura son elementos clave de la identidad del territorio. Precisamente por el papel fundamental que desempeña la actividad agraria, Tenuta Vitivinicola Croci, especialmente conducida por un hombre joven como Massimiliano, debe ser capaz de hacer vinos con dinamismo, transparencia, calidad y autenticidad.

Pronto hablaremos con Massimiliano de sus raíces vinícolas y filosofía. Para la entrevista, contaremos con la inestimable ayuda de nuestro común amigo Antonio Sicurezza, propietario de la tienda de vinos Wine Attack en Madrid.

Fotos (c) Tenuta Croci

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Bodegas Pigar, un descubrimiento en Utiel-Requena

Hay quien dice que en Utiel-Requena no se hace buen vino. Y también quien dice que en Campo Arcís solo se hacen vinos a granel, pero bueno, como en todo en esta vida hay que probar antes de generalizar. Yo no había probado nada hasta ahora de esta parte de España, a pesar de que en los viajes entre Madrid y Valencia se atraviesa la zona y hay carteles de bodegas y viñedos por todas partes. Pero casualidades de la vida, y las cosas que el vino une no las separe nadie, hace poco hice una visita a la zona. El culpable de ello es Juan Piqueras, enólogo y propietario de la familiar Bodegas Pigar, situada en el pequeño pueblo antes citado. Había estado hablando con Juan acerca de esas cosas relacionadas con la crianza de algunos de los vinos que me resultan tan especiales, las tinajas, y en el verano surgió la posibilidad de conocernos. Camino a Campo Arcís, a ver qué había allí.

Normalmente, las visitas a bodegas suelen empezar por las viñas, luego la bodega y finamente se cata algo de vino. Aquí fue de manera completamente diferente. Y qué bueno. Juan me había dicho: “cuando llegues, nos vamos a almorzar”. Y habíamos quedado a las 12:00! Pero bueno, quien soy yo para llevarle la contraria a Juan? Así que según llegué, empezamos por la parte cultural. Nos fuimos a Las Pilillas, un sitio en las afueras del pueblo junto a los montes donde recientemente se han descubierto y excavado unos lagares tartesos que datan del siglo VII A.C. En las fotos se puede ver el espacio destinado a poner la uva para pisarla y las troneras por donde luego caía el noble líquido a una pequeña bañera. Las faldas del monte estaban llenas de varios lagares, así que te podías imaginar cómo habría sido la vendimia hace 28 siglos. Que no son pocos años. Yo soy de Letras, pero creo que son muchos.

Después de la cultura, el almuerzo, que nada abre más el apetito como el deporte y la cultura. El Bollo Típico de Requena, una torta local no apta para los que tienen el colesterol alto y para los que aun teniéndolo se entregan a sus brazos. Pero cómo íbamos a decir que no? Y como no estaba poco rica, para acompañar un poco del joven Bobal 2016 que hace Juan. Ahí es nada: en pleno lagar tarteso, bollo local y vinazo local. El vino, como decía Juan, directamente de la botella, que las copas son para catar en la bodega, no en el campo. Disfrute de la vida en estado puro.

De ahí nos fuimos a visitar algunos de los viñedos de la familia. La tradición familiar, tanto por parte de familia paterna como materna, ha sido siempre cultivar las viñas para vender las uvas a la cooperativa local y quedarse unas pocas para la casa. En la actualidad cuentan con unas 24 hectáreas repartidas por la zona de las que ahora dedican 3 pequeñas parcelas al vino que elaboran. Estas son las que producen mejores uvas y su cuidado es para ello, no para uvas a granel como pudimos ver en parcelas vecinas.

Juan empezó a trabajar en el equipo de enología de la bodega Manuel Manzaneque, donde estuvo de 2008 hasta 2016, para centrarse en Bodegas Pigar. De esas parcelas que comentaba, Juan tiene plantado Bobal, Syrah, Chardonnay, Tardana, y algunas uvas de otras variedades en menor proporción. En su tercera vendimia, el proyecto de Juan va dando pasos de bebé en la dirección correcta, sin apresurarse demasiado por llegar antes. En 2016 sacó al mercado tres etiquetas para un total de algo menos de 3.000 botellas, tres monovarietales de Bobal, Syrah y Chardonnay. En 2017 esta cantidad llegará a las 6.000. El Chardonnay es un vino con unos 6 meses de crianza sobre lías que está increíble, de los Chardonnays españoles que más me han hecho disfrutar. El Bobal es un vino con juventud y potencia, muy rico y fresco. Y el Syrah me enganchó desde el primer sorbo. Una carga frutal estupenda y una boca sensacional. Fantástico.

Pero Juan ya sabía dónde tocar para llegar a mi fibra sensible. Y solo necesitó dos palabras: vino naranja. En 2016 elaboró unas 90 botellas de un experimento que hicieron el y su padre con un 90% de Tardana y un 10% de Moscatel. Maceración con las pieles y paso por tinajas. Qué más se puede pedir? Abrimos una botella de 0,75 litros (también lo tiene en botellas de medio litro). Al principio es un vino que se muestra tímido, ya que la Tardana es una variedad poco aromática que en la zona no se solía usar por esa razón. Pero cuando ya lleva un rato abierto, el vino empieza a crecer. La Moscatel surge en la copa. La maceración no ha hecho que sea un vino que canse, sino que sigue estando bastante fino. Y pasados dos días de su apertura, era una gozaba poder acabar lo que quedaba. Un vino que tiene una gran evolución.

En este 2017 Juan irá incorporando cosas nuevas a su gama, cosa que no podemos dejar de celebrar lo suficiente: un Royal-Bobal ancestral, otro naranja elaborado en tinaja y más experimentos que Juan va creando, porque en mi opinión, eso es de lo que se trata hacer vino: probar, experimentar y luego poder tener éxito con ello. Seguro que para cuando estas líneas se transformen en pequeños trozos de información digital Juan ha hecho alguna otra cosa nueva.

Estábamos hablando de los viñedos. En ellos predominan los suelos arcillosos, areniscos y pedregosos. Se buscan rendimientos bajos pero de calidad, y también ir añadiendo algunas parcelas abandonadas desde hace tiempo que da pena verlas, pero como pasa en otros sitios, hay propietarios que prefieren ver un viñedo muerto antes que venderlo o arrendarlo. No se riega nada y en este sitio llueve poco. Juan trata de hacer los vinos lo más naturales que pueda, sin utilizar productos químicos, filtrados o clarificaciones.

Una vez en la bodega, que está situada en la casa familiar en el centro del pueblo, probamos los vinos, pero ya me he adelantado hablando de ellos. Lo cierto es que todos me gustaron mucho. Podría dar notas de cata de todos ellos, decir los placeres que me produjeron pero creo que con ello solo provocaría colas en la puerta de Juan para comprar sus vinos. Como los quiero para mí no diré nada de todo ello. Solo diré que las producciones son muy reducidas y se agotan rápido. Yo ya tengo cita para probar ese vino naranja 2017, el ancestral y los otros. Hay que ir antes de que se acaben. Y si te gustan sus vinos si tienes ocasión de probarlos, recuerda que oíste hablar de ellos primero aquí en Orange Wines.

Pronto hablaremos con Juan Piqueras sobre sus vinos y sus experimentos.

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Giorgio Clai, vuelta a las raíces vinícolas en Croacia

Recientemente hemos hablado de una bodega situada en la parte croata de Istria, Clai Wines. Hoy hablaremos con su propietario y enólogo Giorgio Clai.

Buenos días, Giorgio, y muchas gracias por tu colaboración. Creciste en Croacia, pero profesionalmente pasaste más tiempo en Italia en un negocio de restaurantes. ¿Por qué te dejaste esa vida para volver a casa y empezar a hacer vino?

Amor por este trabajo. Siempre estaba haciendo el vino como un hobby así que decidí volver y hacer lo que me fascina.

¿Qué es tan especial en esta parte de Croacia para hacer el tipo de vinos que haces?

Por encima de todo, a 50 metros del cielo tienes tantas opciones como quieras, pero la ubicación es tan hermosa que puedes usar cualquier filosofía que quieras, tan natural como más me interesa.

Háblanos de la Malvasia Istriana, por favor.

La Malvazija es la variedad autóctona más famosa que se puede utilizar en cualquier filosofía y en cualquier tipo de vinificación (joven, envejecida, espumosas y Sv. Jakov). Es una variedad con un gran futuro.

Somos grandes fans de la Malvasia, sobre todo cuando se hace macerada con sus pieles, ¿Por qué decidiste usar este método de vinificación?

Porque es la única manera que conozco pero si miramos esta parte de Istria y el noreste de Italia y Eslovenia, muchos vinos se hacen macerados. Es nuestra tradición.

¿Cómo responde esta variedad a largos períodos de maceración?

Para ello debes probar nuestro Sv. Jakov, porque no tiene reglas fijas para la vinificación. Puede macerar durante cuatro meses. Creo que no hay ningún problema, creo que es casi recomendable.

¿Cómo te gusta tu Malvasia?

Que sea la mejor del mundo.

Si pudiéramos probar varias cosechas de tu Malvasia, ¿cuáles serían las diferencias en la forma en que has trabajado con cada una de ellas?

No hay ninguna diferencia en la forma de hacerlo. No solo estamos haciendo vino, lo cuidamos. Cada vendimia mostrará las condiciones climatológicas del año, si fue fácil o difícil, y es por eso que indicamos el año de la cosecha en la etiqueta.

Hemos podido disfrutar de tu Malvazija 2012 y es realmente un vino maravilloso. ¿De qué cosecha estás más orgulloso?

Siempre es la última porque creo que hemos perdido entre 300 y 400 años de experiencia. Creo que aprendo algo nuevo cada año.

2002 fue la primera cosecha de tu bodega. ¿Qué cosas estás haciendo ahora diferente después de estos años?

Con algunas variedades tenemos maceraciones prolongadas debido al nivel alto de azúcar. Creo que esta es la única manera de transformar todo el azúcar. Recordemos que estamos iniciando la fermentación espontánea con levaduras autóctonas, lo que es muy importante. Pero como ya he dicho, aprendo algo nuevo cada año.

¿Tus vinos reflejan tu personalidad, tu carácter?

Definitivamente.

Agricultura orgánica, natural, biodinámica… ¿Con qué método trabajas más cómodo?

Es muy difícil responder porque estamos siguiendo los tres caminos ya que creemos que todos conectan en un mismo sistema. De alguna manera es todo lo mismo. Lo más importante es el purismo.

¿Cuál es la razón de usar un Pied de Cuve?

Lo uso si pienso que la añada lo va a necesitar. Las razones serían azúcar alto, básicamente todas las condiciones difíciles para que se produzca la fermentación.

¿Qué tipo de vino te gusta beber cuando no estás trabajando?

El mío.

Muchas gracias, Giorgio!!

Foto (c) Clai Wines

Una visión personal de Simon Woolf sobre Joško Gravner

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Nuestra aventura sobre los Orange wines comenzó el año pasado con una copa del maravilloso Hirschkäffer 2014 de Andreas Tscheppe en la mano. Desde entonces hemos llevado a cabo un gran trabajo de investigación, estudio y, por supuesto, catas. Nos hemos convertido en amantes de este estilo de vino, sobre la fantástica gente que lo produce y los que de alguna manera participan en él. En nuestros primeros días descubrimos un sitio web que rápidamente se convirtió en nuestra principal fuente de conocimiento y referencia: The Morning Claret, dirigido por Simon Woolf, que es aún más apasionado de los vinos naranja. Simon es columnista de la revista Decanter y también actúa como jurado en diferentes concursos de vino por toda Europa. Él es una referencia para nosotros y podemos decir ahora que www.themorningclaret.com y www.orangewines.es se han convertido en los principales sitios web europeos sobre los vinos naranja, si se nos permite compararnos con él. En 2018 Simon lanzará su primer libro sobre la historia del vino de naranja, Amber Revolution.

Simon Woolf

Simon ha visitado recientemente a Joško Gravner, el padrino de los Orange wines en Friuli. Hoy presentamos con orgullo su opinión acerca de su visita. Damos la bienvenida a Simon Woolf, de The Morning Claret:

Observar la parte de detrás de una bodega es siempre esclarecedor. Las bodegas son lugares de trabajo – granja es otro de sus nombres -, pero muchas de ellas también son atracciones turísticas o, al menos, un flujo constante de visitantes: amantes del vino, periodistas y compradores de vino.

Hay bodegas donde la sala de cata está junto a la entrada principal del edificio, para que los visitantes no vean más de lo necesario el caos que hay más allá de sus puertas de madera pulida. Y luego están las bodegas como la de Joško Gravner en Friuli Collio.

Cada centímetro cuadrado de la propiedad de Gravner parece estar inmaculada, nada llamativo o exagerado, sino todo bien mantenido y completamente libre de desorden. Esto es también así si uno deja las zonas públicas y accede a la casa de la familia.

Hay una atención minuciosa aunque minimalista por todo, desde la arquitectura hasta el etiquetado y por supuesto los vinos. Gravner ha pasado las últimas dos décadas perfeccionando sus métodos ultra tradicionales. El funcionamiento da la sensación de calma, de una máquina bien engrasada. Pero no siempre fue todo tan sencillo.

Abandonando toda la tecnología moderna que había comprado durante los años 80, la primera cosecha comercial de Gravner de su ahora famoso estilo macerado con las pieles fue 1997. Estos vinos, con sus profundos matices ámbar/rojizo y cautivadores aromas otoñales y sabores complejos supusieron un shock para su público cuando se lanzaron al mercado a finales de los años noventa.

Gambero Rosso publicó un famoso artículo titulado «Josko Gravner se ha vuelto loco – por favor Joško, vuelve» – una referencia a lo altamente considerado que estaba este viticultor con sus vinos blancos criados en barrica en los años 1980 y 1990. El artículo afirmaba en numerosas ocasiones que los nuevos vinos de Gravner eran un desastre – defectuosos, oxidados, imbebibles.

El golpe de gracia? A Gambero Rosso no se les había enviado ninguna muestra de los vinos, y no los habían probado. Gravner admite que lloró a causa de este incidente. Y había algo peor por llegar. El artículo había sido publicado justo cuando la nueva añada se estaba enviando a sus clientes de toda Italia.

En parte debido a esta mala prensa, más de la mitad de los clientes de la bodega devolvió sus envíos sin siquiera haber probado los vinos.

Es difícil imaginar ahora cuán vehementemente el mundo del vino se volvió contra Gravner durante este período. Pero Joško, un hombre para quien la palabra «intransigente» pudo haber sido inventada, no se rindió.

No sólo mantuvo la nueva dirección para sus vinos, sino que había más por llegar. Gravner finalmente recibió el primer lote de qvevris georgianos (ánforas) en 2001, convirtiendo gradualmente toda su producción a qvevri en el año 2005.

En 2012, después de muchos años de planificación, Gravner arrancó el último de sus viñedos aún plantado con variedades internacionales. Ahora, la finca tiene sólo la Ribolla Gialla de la zona y la tinta noble Pignolo – además de unas pocas hileras de la uva georgiana Rkatsiteli («Es un homenaje a Georgia», dice Joško).

La incapacidad de Gravner para comprometerse le ha costado algunas amistades. La estrecha relación de trabajo con su vecino cercano Stanko Radikon (fallecido en 2016) se rompió alrededor de 1995, aunque los dos se habrían reunido por última vez sólo unas pocas semanas antes de fallecer Stanko.

Joško se niega a trabajar con otras seis bodegas de Oslavia que fundaron la asociación «Ribolla di Oslavia» para promocionar su uva local ya que, en su opinión, no tiene sentido seguir plantando variedades internacionales si reconocen que la Ribolla Gialla es la mejor de todas.

Una asociación de 20 años de trabajo con los consultores de poda superestrellas Marco Simonet y Pierpaolo Sirch también ha finalizado. El último proyecto de Gravner implica nuevas plantaciones de sus propios portainjertos estadounidenses junto a las vides Ribolla Gialla no injertadas. Las dos se unirán en un par de años. «Todo comienza en las raíces», dice «y en última instancia la poda no puede ayudarte si las raíces no son buenas».

Gravner tiene 65 años, pero espera perfeccionar su oficio durante muchos años más. Cada vez tiene más ayuda en la bodega y en los viñedos por parte de su hija menor Jana, mientras que su hija mayor Mateja es el motor de ventas, marketing y comunicación de la bodega – y la cara pública. Las fotos del hijo de Gravner Miha, que murió trágicamente en un accidente de moto en 2009, abundan en la casa y en la bodega.

«He hecho un trato especial», sonríe, mirando hacia el cielo, cuando le pregunto lo que el futuro le depara, «Voy a vivir hasta que tenga 100 años». Sin embargo, agrega ligeramente sombrío «pero sólo en caso de que el trato no funcione, también he reservado un espacio en el cementerio».

El próximo libro de Simon Woolf, Amber Revolution, cuenta la historia completa del viaje de Gravner y mucho más sobre el vino naranja en Friuli, Eslovenia, Georgia y otros países. Puede ser pre-comprado ahora en kickstarter.

Fotos (c) de Simon Woolf

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Franco Sosol: «El carácter de la Ribolla Gialla es fuerte, determinado y duro».

Recientemente hemos hablado de la bodega italiana Azienda Agricola Il Carpino. Hoy es el momento de hablar con Franco Sosol, co-propietario y enólogo.

Buongiorno, Franco, y muchas gracias por vuestra colaboración. En Oslavia, la Ribolla Gialla es la reina de sus vinos. ¿Qué tiene de especial esta uva?

Me gusta esta pregunta sobre la Ribolla, porque la Ribolla es realmente la reina de mi vino. Para ser precisos, somos de Oslavia y tenemos nuestros viñedos en Oslavia pero nuestra bodega está a unos pocos kilómetros en San Floriano del Collio. Esta uva es tan especial porque siempre ha sido cultivada en nuestra zona de Collio, porque la Ribolla encuentra aquí su hábitat natural.

¿Cómo es el trabajo de la Associazione Produttori Ribolla Di Oslavia, cuyo objetivo es la promoción de la Ribolla di Oslavia (Ribolla Gialla macerada)?

Junto con otros cinco productores de Ribolla Gialla, fundamos esta Associazione hace muchos años. Todos tenemos el mismo punto de vista, incluso si hay seis estilos diferentes para vinificar la Ribolla pero siempre lo hacemos con maceración. El objetivo de la Associazione es promover la Ribolla macerada en todo el mundo.

Producís vinos con la Ribolla tanto frescos como jóvenes y también macerados y envejecidos. ¿Esta uva funciona para todo estilo de vino?

Producimos ambos frescos y macerados porque algunos viñedos no son tan viejos y porque hay diferentes suelos. En el viejo viñedo donde el suelo es más fértil, la uva está orientada para el vino fresco. Hacemos lo mismo también para el Pinot Grigio, Malvasia, Friulano y Chardonnay.

La Ribolla para el Riserva se macera con las pieles durante un mes. ¿Cómo determinas cuándo está listo?

Comencé con una maceración corta con Ribolla y aumenté la duración de cada año hasta que establecí que más o menos 40/50 días es bueno porque la piel de la Ribolla es gruesa y un tiempo de maceración más corto no es suficiente. Por el contrario, demasiado tiempo en mi opinión hace que el vino pierda su elegancia.

Las otras variedades blancas de la línea Il Carpino también se maceran con las pieles. ¿Cómo se adapta cada variedad a este método de vinificación?

Todas las demás variedades se adaptan muy bien, pero no es necesario que el tiempo de contacto con la piel sea tan largo como para la Ribolla, porque la piel de la Pinot Grigio, de la Friulano y de la Malvasia son más delgadas en comparación con la Ribolla. Hemos determinado que entre siete y diez días podemos extraer todas las sustancias que hay en la piel.

¿Por qué decidisteis comenzar a macerar los vinos blancos en contacto con las pieles durante largos períodos?

Fue al principio, por supuesto. En la década de 1970 era muy común que cada enólogo realizara la maceración con las pieles. No sabía cuáles serían las consecuencias de una maceración más larga en mis uvas, así que comencé con períodos cortos.

La línea Il Carpino pasa por un envejecimiento de roble, luego en depósitos de acero y posteriormente vuelve de nuevo al roble. ¿Cuál es el razonamiento para este proceso?

Después de la cosecha la uva es despalillada y comienza el proceso de maceración en barricas abiertas de roble. Una vez terminada la maceración, el vino va a botti de roble de Eslavonia donde pasa un año. Luego lo trasladamos al acero para un proceso natural de decantación que dura alrededor de siete u ocho meses y antes del embotellado sin filtración alguna permanece un poco de tiempo más en barrica.

¿Cuál de los cinco vinos blancos en la línea Il Carpino (Chardonnay, Ribolla Gialla, MalvasiaPinot Grigio y Friulano) funciona mejor?

Estoy muy orgulloso no sólo de la Ribolla sino también de la Malvasia, porque tenemos un viñedo de Malvasia que tiene más de 70 años. Tiene una producción muy baja pero su calidad es superlativa, siempre constante aunque muy reducida

La Tocai Friulano y la Chardonnay son variedades de las que estoy enamorado.

¿Cómo funciona la Malvasia aquí en Oslavia?

La Malvasia se trabaja muy bien aquí, es una variedad fuerte y soporta muy bien las altas temperaturas pero sufre un poco el viento porque cuando la uva madura los ácidos pueden comenzar a caer.

¿Teneís planeado pasar a una viticultura totalmente ecológica?

Absolutamente, ya estamos en el proceso de convertirnos a ella.

¿Cómo es tu trabajo en los viñedos?

En los viñedos no utilizo fertilizantes químicos, pesticidas, fungicidas ni herbicidas. Mi objetivo es preservar el equilibrio del ecosistema y el medio ambiente. Nuestra intervención en la viticultura y la elaboración de vinos es la mínima posible. Cortamos la hierba a mano y también la cosecha se hace absolutamente a mano. No utilizamos riego.

En la bodega no usamos bentonita, no filtramos nuestros vinos, solo añadimos una dosis mínima de sulfitos en el embotellado y seguimos siempre el calendario lunar.

¿Cómo logras mostrar el carácter de la Ribolla en tus vinos?

Trabajar con la Ribolla es muy difícil porque si un viticultor no ha trabajado antes con ella es bastante difícil manejarla. La Ribolla tiene un alto nivel de producción y necesita mucha atención especialmente cuando es joven, pero también durante la poda y también la poda en verde, pero sobre todo es difícil de determinar cuando está madura para la vendimia.

La Ribolla me da mucha satisfacción. El carácter de la Ribolla es fuerte, determinado y duro. Se puede beber después de un fuerte vino tinto y a la vez es delicada, se puede combinar con todo tipo de alimentos, desde salami a carne roja, y es absolutamente fantástica con un pastel o con chocolate. Ana siempre dice que Il Carpino Ribolla es muy similar a su enólogo.

¿Cuál es tu objetivo con los vinos de la línea Il Carpino?

Trato de trabajar duro y seguir mis viñedos como si fueran mis hijos, y tal vez más, como dicen, porque tienen que ser fuertes y hacer las mejores uvas posibles, de una manera natural. Cuando veo a la gente apreciar nuestros vinos, estoy feliz y mi objetivo se alcanza. No tengo nada más que mostrar.

¿Qué tipo de vino te gusta beber cuando no estás trabajando?

Cuando no estoy trabajando, muchas veces prefiero beber el vino de mis amigos y colegas porque ninguno de nosotros llega a terminar de estudiar y comprender el mundo del vino que nos rodea.

Grazie mille, Franco !!

Photo (c) by Azienda Agricola Il Carpino

Il Carpino, el lado humano del vino

Un viaje de trabajo a Italia me hizo darme cuenta de lo equivocado que estaba sobre algunas cosas relacionadas con el vino. Siempre me ha atraído ver cómo esos profesionales del vino que visitan una bodega y les ofrecen una amplia gama de vinos de viejas añadas, algo que sólo ellos pueden hacer en muy raras ocasiones y que están fuera de alcance para el resto de nosotros Winelovers y escritores sobre el vino. En esta visita en particular que he mencionado antes conocí a cuatro personas extraordinarias que me hicieron comprender mi error: Stefano Novello y su esposa Laura de Azienda Agricola Ronco Severo en PrepottoUdine (de quienes hablaremos en un artículo posterior) y Ana y Franco Sosol de Azienda Agricola Il Carpino en San Floriano di Collio, Gorizia. Comprendí que no se trata de añadas viejas, no se trata de veinte botellas de vino, no se trata de vinos caros. Llana y simplemente, se trata del tiempo. El tiempo es nuestra posesión más preciada en nuestro paso a través de la vida y cuando tenemos la oportunidad de compartir el tiempo con gente especial como los Sosol, te das cuenta de lo afortunado que eres.

Nuestra visita a Il Carpino comenzó agradable y tranquilamente a las 16:00, alrededor de una mesa, con una conversación sobre vino y nuestra pasión por el mismo. Seguido una o dos botellas para empezar a probar su producción, un poco más de conversación, más botellas, más conversación, más vino, un poco de queso y prosciutto, un vino espumoso que están produciendo en cantidades tan bajas que no lo venden, una visita a la bodega, degustación de las barricas, visita a los viñedos, luego más conversación, unas fotos, y después a cenar con ellos. En el restaurante se asomaron algunos amigos suyos con quienes empezamos a hablar y bromear, compartiendo una copa de vino con ellos. El dueño del restaurante ofreció su vino de la casa, elaborado por él mismo, un Cabernet/Merlot que se dejaba beber muy bien y luego un Picolit local con el postre. El momento de volver a casa fue pasadas las 23:00 horas. Los Sosol hicieron de una visita de la bodega un gran día y una experiencia increíble de las que no te olvidas nunca. Compartieron con nosotros su tiempo, un tiempo de calidad, pasión y amistad. ¿Quién quiere un 1993, 1984 o 1966 cuando puedes tener este tipo de amistad alrededor de una botella de 2013?

En un artículo anterior hemos hablado sobre Il Carpino y su producción de vino. Los Sosol tienen una filosofía biodinámica no intervencionista, dejando al vino expresarse. Sus vinos blancos de la Línea Il Carpino están macerados con sus pieles y bromeábamos sobre que una vez que has probado vinos macerados, no vuelves al estilo habitual. Y es verdad. Probamos todos los vinos de su línea Il Carpino, sus mejores vinos. Para empezar hemos probado Vis Uvae (Pinot Grigio macerado con las pieles durante diez días con una crianza de 12 meses en Botti di Eslavonia, 11 meses en depósito de acero y 24 meses en botella). Exordium (Friulano macerado durante diez días con un envejecimiento de 12 meses en Botti de madera de Eslavonia, 11 meses en depósito de acero y 24 meses en botella). Estos dos vinos eran espectaculares, con el Friulano siendo muy adictivo. La maceración es muy delicada y no le da al vino un color o sabor extraño, sino más bien sensaciones asombrosas al disfrutarlo.

A continuación disfrutamos de Il Carpino Chardonnay (macerado durante siete días con una crianza de 12 meses en Botti de madera de Eslavonia, 11 meses en depósito de acero y 36 meses en botella) y el sorprendente Il Carpino Ribolla Gialla. Esta añada de 2012 tuvo una maceración de 55 días, luego permaneció 24 meses en roble y 24 meses más en botella.

Estoy enamorado de la Malvasia de Friuli y el Il Carpino Malvasia (macerado durante siete días con una crianza de 12 meses en Botti de madera de Eslavonia, 11 meses en depósito de acero y 24 meses en botella) es un vino maravilloso. Elegante, delicado, muy bien equilibrado y con una nariz impresionante.

Franco desapareció por un momento y cuando regresó, trajo una botella de Il Carpino Sauvignon 2007. Dijo que todavía tenían diez botellas de esta cosecha. Ahora son ya nueve. ¿he utilizado antes las palabras asombroso, maravilloso y elegante? Bueno, este vino lo suma todo. Es un vino increíble.

Luego llegó el momento de bajar a la bodega, donde Franco nos dio muestras del Friulano 2016 todavía en las barricas. La primera muestra provino de un gran botti de roble de Eslavonia. El segundo de un barril de roble francés de 225 litros y el tercero de un pequeño huevo de hormigón. Fue muy interesante ver la diferencia entre cada recipiente y cómo afecta el vino. Para nosotros el Friulano del botti estaba un poco por delante de los otros dos. También probamos el Ribolla Gialla 2016. Simplemente impresionante.

Luego fuimos a los viñedos. Fue muy especial la sensación de estar rodeado de uvas Ribolla Gialla en el corazón de Oslavia y también ser capaz de ver la forma en que trabajan allí. El sistema de Guyot para las vides, el manejo de la masa foliar y las filas llenas de hierba que cubren el suelo local Ponca.

Durante la cena, terminamos las botellas de la tarde y Ana y Franco llevaron otro vino muy especial: Il Carpino Rubrum 2009, la última añada disponible de este Merlot monovarietal. Nos encanta la Merlot y lo único que se puede decir sobre este vino es que nuestra nariz estaba dentro de la copa mientras los demás cenaban. El tiempo se detuvo mientras disfrutábamos este vino.

Fue un día increíble el que compartimos con Ana y Franco Sosol. Como dijimos antes, esto fue mucho más que una simple visita a la bodega. Fue mucho más que eso. Fue compartir un día maravilloso, disfrutando de una pasión común por el vino y construyendo una gran amistad. Después de todo, estas son las cosas que más importan en la vida.

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