Loxarel, vinos naturales en el Penedès

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Loxarel

Una maravilla. La verdad es que poco más se puede decir que exprese lo que sentí al visitar Loxarel, una bodega situada en el Penedès. Partían con ventaja porque había probado dos vinos suyos que me habían encantado: A Pèl y A Pèl Ancestral. Son dos vinos que tocan mi fibra sensible porque tienen una etiqueta que me llega dentro. Así que antes siquiera de haber catado los vinos ya tenían mi corazoncito ganado. A pesar de ello, había que ir a la bodega y poner cara seria, para que se esforzasen en la visita. Y hay que decir que esforzarse es poco porque si esos dos vinos ya me habían conquistado, Pep, Sergi y Josep terminaron por hacer de mí su fan número uno.

Loxarel es una bodega familiar. Cuando oyes esto de que una bodega es familiar te imaginas algo pequeño, con una producción baja y un número de botellas limitado. Esta bodega, siendo familiar como es, no responde a esa premisa. Por parte de la familia de Josep Mitjans tienen 20 hectáreas de viñedo en lo que podríamos llamar la parte baja del Penedès, en la Masia Can Mayol en Vilobí del Penedès, provincia de Barcelona. Esta finca pertenece a la familia de Josep desde hace cinco generaciones. De la parte de la familia de Teresa Nin, esposa de Josep, se unieron otras 20 hectáreas de viñedo situadas algo más lejos, y en una zona que llega a los 800 metros de altura. De la unión de las dos familias salen algo más de 350.000 botellas al año repartidas en unas 25 etiquetas. Algo muy curioso de todo esto, aunque no deja de ser sino un reflejo de cómo funciona la viticultura, es que de cada zona salen diferentes vinos debido a que en ellas cada variedad responde de diferente manera. La Syrah, por ejemplo, se da mucho mejor en la parte alta mientras que la Xarel·lo ofrece mejores resultados en la parte baja.

Este artículo se alargaría demasiado si nos parásemos en esas 25 etiquetas así que podemos concretar en unos pocos vinos y dejar para más adelante otra revisión, porque a pesar de que la visita fue una maravilla, dejamos pendientes de probar unos vinos por los que tengo mucha curiosidad, como su Merlot y alguno de los espumosos. Hoy hablaremos de esos vinos que a los aficionados a los vinos naranja nos pueden hacer llorar de placer y satisfacción.

Antes de nada, hay que decir que Loxarel es una bodega de viticultura ecológica y biodinámica. Sus vinos no se someten a ningún tratamiento de clarificación ni filtración ni se les añade sulfuroso.

Loxarel hace un estupendo vino naranja, el mencionado A Pèl. En la actualidad se elabora con la variedad Xarel·lo aunque durante la visita tuve oportunidad de probar su excelente 2011, un fenomenal vino con un color rosado anaranjado muy peculiar y que se había elaborado con las variedades Chardonnay y Pinot Noir. También probamos las añadas 2016 y 2017, que tienen una fermentación de 4 semanas en depósitos con el grano entero y posterior maceración con las pieles. Posteriormente, el vino reposa en ánforas de barro de 720 litros durante 3 meses.

Las ánforas de barro son otra de las peculiaridades de esta bodega. Tienen varias tinajas de 720 y 1.000 litros fabricadas en Extremadura. En ellas hacen también OPS 2017, un Garnacha que probado directamente de la tinaja (ups, creo que no debí decir esto, que a Josep no le gusta) estaba muy fresco y con una carga frutal tremenda, sin presencia de notas terrosas y francamente bueno. Un vino que a buen seguro estará más rico todavía después de embotellado.

A Pèl Ancestral es un espectacular espumoso elaborado con una sola fermentación siguiendo el método de vinificación que su nombre indica (Pet Nat). La fermentación arranca en ánforas de 1.000 litros junto con las pieles y finaliza en botella. Es decir, es la versión espumosa del A Pèl, y al igual que este, está estupendo. Se comercializa con corcho y tapón corona, al estilo más ancestral.

XLV de Loxarel es un vino elaborado con Xarel·lo Vermell, una variedad autóctona del Penedès recuperada. La maceración de este vino se hace con la uva entera durante cinco meses en ánfora.

A Pèl Negre es otro de los vinos que tuve el placer de disfrutar: Otro vino natural elaborado con Garnacha y Merlot. Tres meses en barrica de 500 litros y tres meses en ánforas de barro de 720 litros de capacidad. Viñas de Garnacha de altura a más de 500 metros sobre el nivel del mar y Merlot de la finca de Can Mayol, a 250 metros de altitud.

En julio de 2014, 14 bodegas integradas en la DO Cava decidieron crear una nueva clasificación a la que llamaron Clàssic Penedès bajo la que elaboran cava siguiendo tres reglas principales: Que sea 100% ecológico, utilizando métodos tradicionales de cultivo y técnicas ecológicas. Que todo el territorio de la bodega esté dentro del Penedès. Que sea 100% Reserva para lo que cada vino debe ser guardado en bodega al menos 15 meses de crianza.

Y hablando de cavas con mayores tiempos de crianza, el espumoso estrella de Loxarel se llama 109, y no por ninguna relación con la numerología sino porque este cava tienen al menos 109 meses de crianza. Es un cava elaborado de acuerdo al Méthode Traditionnelle: 90% de Xarel·lo de la añada 2004 (la última en el mercado) y tiraje en febrero de 2005. El vino se sirve con la botella original sin etiquetar, tapón de corcho con grapa y sin degollar. Presencia de las lías naturales de las levaduras. Un Brut Natural Gran Reserva del que sólo se han elaborado 1.000 botellas en esta añada de 2004.

Y la visita da para mucho más, como para haber disfrutado del A Pèl Ancestral 2017 y de Los Nous de +500 2010 en mitad del viñedo, junto a la salida de un refugio de la guerra civil en el que ahora se alojan las cavas, pero eso será historia para otro día.

Pronto hablaremos con Josep Mitjans acerca de todo lo que hacen en la bodega.