Para Jean Michel Morel, cada visita comienza siempre con una copa de vino en la mano. No importa si son las 11:00 o las 19:00, primero son los saludos, luego la copa. Una vez tengas tu copa, Jean comenzará a hablar. Y te hablará apasionadamente sobre el vino y sobre sus vinos. Visité a Jean hace unos meses, y todavía tenía pendiente la segunda parte de la visita a su bodega, Kabaj Wines, ya que durante la primera no pasamos de la sala de distribución. Eso me dio la mejor razón para repetir, y repetir es lo que hice. Esta vez, antes de empezar siquiera, le dije que iba a ser imposible no visitar la bodega subterránea donde guarda esos oscuros objetos del deseo llamados ánforas. Y me aseguró que iríamos. No es que fuera ciencia cierta, que la vez anterior ocurrió lo mismo, pero la copa de vino estaba allí, así que decidí dejarme llevar por lo corriente.
La primera misión fue disfrutar de unas muestras de la añada 2014, aún en botellas sin etiquetar: Beli Pinot (Pinot Bianco), Sauvignon, Ravan (Friulano), Rebula y Sivi Pinot (Pinot Grigio). En la zona, el verano de 2014 y la época de la vendimia fueron muy lluviosos, y la gente todavía se refiere a esta añada como no muy buena. No es que esté muy de acuerdo con ello, ya que otros vinos de 2014 que he probado eran simplemente increíbles. Jean estaba de acuerdo conmigo. Punto a mi favor. Sus 2014 son muy buenos, con una larga sapidez en cada variedad que reflejan muy bien el suelo local Opoka. El Opoka (Ponca en italiano) es un suelo de marga arcillosa originado en el período Plioceno rico en sedimentos marinos. Las muestras estaban realmente buenas, mostrando el carácter del suelo y, al mismo tiempo, eran muy distintas entre sí, lo que ayudaba mucho a ver la diferencia entre variedades cuando la vinificación es similar, ya que todos los vinos han pasado por diferentes periodos de maceración con las pieles. Para mí resulta difícil decir cuál fue mi favorito porque todos ellos eran vinos muy placenteros y disfrutones.
Después de esta selección, retrocedimos un poco en el tiempo. 2007 fue la añada elegida para el Chardonnay y para el vino Amfora. Este espléndido vino es una mezcla de Rebula, Malvasia Istriana y Friulano. El vino permanece en ánfora sin ser tocado durante un año completo. Este método de envejecimiento del vino en ánforas enterradas se llama Kartuli, y se desarrolló en la antigua región del Cáucaso conocida hoy en día como Georgia y Armenia. Su Amfora 2007 es un vino espectacular con una vinificación muy especial. Una vez tiene el ensamblaje correcto, el mosto va junto con las pieles a las ánforas hasta la próxima vendimia, cuando se saca y se pasa a tinos de roble. No siempre es así, ya que a veces permanece más tiempo dependiendo de cómo se sienta Jean al respecto. En cuanto al Chardonnay, bueno, es un vino increíble.
Tú que me lees ya sabes que estos vinos me apasionan. ¿Qué puedo decir? Me encantan los vinos que Jean elabora. No es mi culpa, sino suya y solo suya.
Después pasamos a probar un experimento que Jean está llevando a cabo con su Pinot Noir. En mi primera visita, me sorprendió mucho lo bueno que es este vino y ahora tuve la oportunidad de probar su experimento. El mismo consiste en enterrar algunas jaulas de botellas bajo el mar. Descansan a 25 metros de profundidad en las aguas del cercano mar Adriático. Una particularidad de este proceso es que cada mes las botellas deben ser subidas a la superficie para eliminar la gran cantidad de coral rojo y blanco que se les pega. Las botellas permanecen allí durante un año antes de ser finalmente rescatadas. El vino fue muy curioso. También era bueno y tenía cierta salinidad que su contraparte terrestre no tenía. Jean dijo que en algunas botellas entra un poco de agua marina. Para comparar, disfrutamos del otro Pinot Noir, y no hay nada de mar en él, como es lógico. La misma cosecha, el mismo viñedo y fue genial tener la oportunidad de probar estos dos vinos. Ahora ya me creo que dejar el vino en el fondo del mar durante algunos meses puede afectar a la forma en que envejece.
La primera parte de la visita terminó con su maravilloso Merlot. Si, si, si. Me repito. Lo siento, pero me encanta. El Merlot me gusta de siempre, y este está estupendo.
Ahora es cuando empecé a temblar, y no por frío, que lo hacía, sino por la expectación de ver por fin los tótems de vino llamados quevry o ánfora. Jean tiene algunos de estos recipientes enterrados para su vino Amfora, y la sala en la que se encuentran, que puedes ver a través de una ventanilla, tiene un aura de zona sagrada para el vino.
Luego pasamos a la sala de barricas y toneles, donde catamos directamente de ellos. Distintas variedades, diferentes añadas todavía guardadas, una experiencia maravillosa ya que se podía ver la diferencia entre la misma variedad en la botella de 2014 y en madera en 2015 y 2016.
Jean hace que una visita se convierta en una experiencia muy agradable. El picoteo es hecho en casa y excelente, los vinos son increíbles, pero su pasión es lo mejor de todo.
Pronto hablaremos con Jean Michel Morel sobre sus vinos y su pasión por su trabajo.