Cuando se trata de hablar de Orange Wines, todos conocemos a Joško Gravner. Él es el padrino de los vinos naranja, o como él mismo prefiere, los vinos ámbar. Sus vinos se encuentran por todas partes, hay artículos publicados sobre él en todas las revistas especializadas y por toda la red. No lejos de su bodega, sin embargo, hay otro productor no tan conocido pero al menos en mi opinión, un elaborador excepcional de vinos blancos macerados con sus pieles.
Él es Paolo Vodopivec.
Por desgracia no conozco a Paolo en persona. He tratado tres veces de encontrarme con él, pero siempre ha sido en vano. Es una persona muy reservada. Las imágenes de él son muy, muy, muy escasas. Tengo un amigo bodeguero que intentó visitarlo y comprar sus vinos, pero al final fue su madre y no Paolo, quien lo atendió.
Paolo vive y trabaja en el lado italiano de la Meseta de Karts, un pequeño pedazo de tierra que va desde Trieste hasta Gradisca D’Isonzo, durante unos 40 kilómetros, y tierra adentro desde el Golfo de Trieste hasta los límites con Vipavska Dolina DO en Eslovenia, por apenas unos 12 kilómetros. Aquí trabaja con una variedad poco conocida que solo crece en esta área, tanto en la Carso-Kras DOC italiana como en el distrito vinícola del Kras en Eslovenia. La Vitovska es la reina de las uvas aquí y Paolo es el adalid de la misma. Puedes leer sobre la Vitovska en este artículo.
La zona es famosa por su suelo de color rojizo que aquí se conoce como Terra Rossa, una tierra caliza rocosa rica en sedimentos marinos. Aquí la piedra del suelo es el alma de la Vitovska. Los productores locales han excavado la roca para construir sus bodegas y también emplean tanques de piedra para fermentar el vino. Las piedras son una parte intrínseca del Carso.
Como Paolo afirma, “el Carso es la tierra de la verdad. Dura, desagradable, difícil. En una palabra, la verdad. Tierra de piedra y viento, de naturaleza fuerte y vigorosa. Tierra de las estaciones con colores de ensueño, de aire seco y picante».
Paolo inició hace años su vida en el mundo del vino con su hermano Valter. Querían que el suelo reflejara su espíritu en sus vinos utilizando ánforas de arcilla para el envejecimiento de los mismos. Al principio usaban ánforas españolas, pero no muy contentos con ellas, visitaron Georgia, el lugar de nacimiento de los vinos ámbar o naranja. Entonces decidieron iniciar la transición desde las vasijas españolas a las ánforas producidas en el país del Cáucaso. Ahora tienen sus ánforas de terracota enterradas en su bodega, donde la temperatura es constante ayudando a sus vinos a vivir.
En esta área, casi todos los elaboradores usan Vitovska, Malvasia Istriana y Refosco. Paolo solo usa la primera. Su producción varía de vendimia a vendimia, años en los que produce tres etiquetas, otro año solamente una. Por lo general, elabora una o dos etiquetas por año. En 2008, por ejemplo, no produjo vino debido a las fuertes lluvias durante la temporada de crecimiento. Un año diferente fue 2012, cuando fue posible producir las cuatro etiquetas que tiene. La fermentación y la maceración siempre tienen lugar a temperaturas más bajas, lo que fija los colores dorados brillantes del vino. Sigue dos tradiciones de envejecimiento: la del roble y la de las ánforas.
Vitovska 2012, etiqueta blanca, seis meses en ánfora con las pieles, 24 meses de crianza en grandes botti de Eslavonia.
Vitovska T 2012, etiqueta blanca, seis meses en ánfora con las pieles, luego 30 meses de envejecimiento en la misma ánfora.
Solo 2012, etiqueta blanca, Vitovska de un viñedo único con seis meses en ánfora con las pieles, 24 meses de crianza en grandes botti de Eslavonia.
Origine 2012, etiqueta negra, producida en años especiales. 15 días de fermentación en roble, los n 30 a 36 meses de envejecimiento en botti de Eslavonia.
Paolo sigue la viticultura ecológica y también métodos biodinámicos. Uno de ellos es colocar sus botti de roble formando un círculo en el interior de su bodega. También trabaja de forma natural, no utiliza productos químicos, herbicidas ni pesticidas. Nada que pueda alterar el ciclo de la uva. No riega los viñedos, ni siquiera en años de sequía, cuando las plantas pueden disminuir su crecimiento y detener su vida esperando mejores años. Al final, Paolo cree que el hombre es solo un observador, un aprendiz de lo que hace la naturaleza, que es la maestra del hombre.
Los vinos de Paolo son perfume, Madre Naturaleza, tierra rocosa, carácter, pasión, verdad, alma. Carso sin vestidos, Carso sin maquillaje. Uvas acompañadas durante toda su vida hasta adoptar la forma de una botella llena de néctar sublime. Esos son los vinos de Paolo. Así es la Vitovska de Paolo. La expresión de una tierra, el carácter de un terruño.